jueves, 27 de junio de 2013

"Aprendizext" o el invento de la Formación Dual




La estrategia del gobierno del PP de cambiarlo todo para que todo siga igual o muchísimo peor, no es nueva, pero puede que estemos asistiendo a la consecución de su excelencia. El gobierno de Monago acaba de presentar un programa denominado “Aprendizext”; que no deja de ser una versión de lo que eran hasta ahora las escuelas talleres, bautizandolo como programa de formación profesional dual y descubriendo en paralelo la polvora. Por un momento he creído asistir a otra “reforma estructural”, aunque se parece a un intento frustrado de realizar el milagro de los panes y los peces.

El gobierno de Rajoy se estrenó con su Plan Nacional de Reformas, anunciando a su vez el cuestionamiento de las políticas activas de empleo realizadas por el gobierno socialista; primero congelándolas y más tarde tamizándolas de una eficacia inexistente. En todo ello, lo que subyace es que no creen en ellas. La utilización perversa de la evidencia de que por si solas no generan empleo, les denuncia. Son, solo, nada más y nada menos, que políticas de acompañamiento para facilitar la inserción en el empleo. Otra cosa son las medidas políticas, fiscales, o de innovación que deben propiciar la aparición de empresas y de empleo que nada tienen que ver o muy poco con los fuegos artificiales relacionados con el emprendimiento, que son precisamente las medidas que no se están tomando.

En la utilización grosera que el PP hace del lenguaje, también en la formación profesional deja su impronta. Cuando asistimos a la devaluación de una formación que debería ser central en nuestro sistema educativo, el ministro WERT, con su LOMCE, la degrada con una segregación chusca y clasista dirigiéndola al alumnado con dificultades o sin recursos. Un diseño que se aplica, en paralelo, al otro subsistema de la formación para el empleo, utilizando la ornamentación floral para esconder una oferta hueca de calidad. Ese malabarismo se manifiesta en el intento de reinventar otra forma de hacer políticas activas, presentando programas en alternancias de formación y empleo con prácticas laborales, denominándolo Formación Profesional Dual y ya tenemos la innovación realizada, pudiéndonos comparar definitivamente con el sistema educativo alemán, que propicia la cercanía de los estudiantes con la empresa.

Seamos rigurosos y para ello un breve recorrido por nuestra reciente historia. La crisis económica y la movilización sindical en los ochenta trajeron una readaptación de la formación profesional y fueron las organizaciones sindicales de clase las que propiciaron la necesidad de una mayor coherencia entre la cualificación profesional  y el mercado de trabajo. Y así en el 1985 nace una apuesta por la formación profesional ocupacional no reglada y programas como los de Escuelas Taller y Casas de Oficios, de la mano del célebre Peridis. Programas que alternaban la formación y el empleo y las practicas en las empresas. Pues bien,  si esto es la dualidad, la formación profesional dual se viene haciendo desde estos años.  

El programa “Aprendizext”, al que habrá que evaluar en su momento, presenta certezas que mucho me temo son reflejos de políticas austericidas de este gobierno y que en nada mejoran el diseño de las Escuelas Talleres.

Como certezas, es manifiesto que no se puede hacer “más con menos”, tal y como reza la estrategia de este gobierno, evidenciándose la intención de abarcar a más número de jóvenes con menos recursos; muy por encima de las posibilidades estructurales y técnicas del  SEXPE y de las posibilidades económicas y técnicas de los ayuntamientos, degradando inevitablemente la calidad de la formación que se pretende dar, reduciendo las condiciones salariales del profesorado multiplicándose sus funciones, propiciando certificaciones profesionales parciales en muchos casos de escaso valor, “ofreciendo” prácticas laborales en medios rurales donde son inexistentes las empresas y donde además es evidente  la inexistencia de la tutorización necesaria que pueda dar coherencia a las mismas.

Cuando se degrada el dialogo social, y el acuerdo concertado entre agentes sociales y administración es sustituido por apuestas más cosméticas que eficaces, la resultante está cerca del desvarío. Cuando deberíamos estar acordando un ambicioso plan de empleo juvenil, con estrategias integrales para la inserción real en el empleo, la Consejería de Empleo se muestra preocupantemente entusiasta de un modelo de emprendimiento sustentado sobre la desesperación y la nada.
 




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