domingo, 18 de marzo de 2018

Sindicatos, 8-M y 17-M.

Tras las movilizaciones del 8-M y 17-M habrá que constatar que las demandas sociales  planteadas deben ir acompañadas de reformas estructurales de hondo calado e inversamente direccional a las acometidas hasta ahora. 

Aquello de un nuevo modelo productivo redistributivo e inclusivo parece claro que no se sustenta con una Reforma Laboral cuyo objetivo central ha sido exterminar la negociación colectiva. A su vez, acometer una Reforma Fiscal que distribuya los esfuerzos entre rentas del trabajo y del capital de manera progresiva, comenzando por una valorización del trabajo, ahora inexistente. En definitiva, salvaguardar la igualdad de la mujer y Pensiones Dignas requiere de reformas inevitables que vayan en la dirección opuesta a medidas austericidas que han cargado la responsabilidad de la crisis sobre aquellos que no la han provocado. 

¿Acabar con el Pacto de Toledo o salvarlo del golpismo del PP expresado en su viraje de 2013?. Parece claro que un requisito previo es que sean  expulsados del gobierno a través de las urnas. Para ello, la movilización es la argamasa necesaria que genere una confluencia amplia y diversa pero que deberá organizarse con referencias claras e ideológicas. A estas alturas, los movimientos espontáneos son insuficientes, aunque tengan su valor de concienciación, si acaban representándose a si mismos y/o confrontando con aquellas organizaciones con representanción contrastada. 

Tanto en la movilización del 8-M como en la del 17-M se ha acusado, partidistamente, a CCOO y UGT de querer mantener su hegemonía, cuando al mismo tiempo, los mismos, les acusan de estar "desaparecidos" en las reivindicaciones sociales. No entiendo ese sarpullido reaccionario contras las banderas sindicales cuando los sindicatos mayoritarios y de clase, con un 15% de afiliación soportan una negociación para un 95% de los trabajadores-as; han sido claro baluarte en los procesos de igualdad de género en la empresa y en la calle, y han sido diseñadores y correctores eficaces en el Sistema Publico de Pensiones. 

Que los sindicatos hayan cometido errores no puede ser una justificación para intentar acabar con esta herramienta. Entiendo que puedan ser criticados pero ¿se pretende cambiar el modelo de mercado de trabajo desde el asambleismo? El viaje de crear opciones sindicales distintas a los sindicatos de clase y mayoritarios ya se ha intentado desde el propio sistema con opciones corporativistas y amarillas, también legítimamente desde opciones de izquierda pero no solo no ha cuajado, sino que se ha expresado con sonoros fracasos a la hora de querer representar a los trabajadores y trabajadoras. Soplar y sorber es imposible al mismo tiempo. Siendo compatibles y necesarios, sindicatos y movimientos sociales, o nos organizamos desde las herramientas que tenemos haciéndolas más eficaces y plurales o el espontaneismo activista nos hará muy felices, momentáneamente, pero será un sueño en una noche de verano.

Nos vemos en las convocatorias por unas Pensiones  Dignas el próximo 15 de abril.



jueves, 15 de marzo de 2018

Modernismo, Jujol y Sant Joan Despí



Jujol fue colaborador personal de Gaudí y su hombre de confianza. Al terminar la carrera de arquitecto participa en la fachada, decoración y mobiliario de la Casa Batlló y se hará cargo de las obras de la Casa Milà, situadas las dos en el paseo de Gracia de Barcelona. Se le puede considerar un "artista total" porque aplicó a la arquitectura técnicas que dominaba como el "trencadis", esgrafiado, escultura y pintura.  

La visita a Sant Joan Despí, una localidad cercana a Barcelona, es obligada solo por ver la Torre de la Creu, situada cerca de la estación de ferrocarril, con la que inició Jujol su relación estrecha de arquitecto con este pueblo. En un radio de doscientos metros, se puede contemplar Can Negre, Casa Serra i Xaus, Torre Jujol y Casa Rovira.

Con la Torre de la Creu (1913-1916), Jujol se propone un edificio formado por cinco cilindros sin limitaciones estéticas y de un gran impacto visual para aquella sociedad rural de entonces.  

En Casa Serra-Xaus (1921) los esgrafiados azules y rojos y la pareja de patos sobre las ventanas muestra las habilidades estéticas del arquitecto. Es el edificio con formas más modernas de su obra. 

Con Casa Rovira (1926) se expresa la influencia agrícola y rural con los esgrafiados dedicados al campo y a la fruta.

La relación del arquitecto con Sant Joan Despí es intensa y en 1932 termina construyendo su vivienda, la Torre Jujol. La casa está formada por dos viviendas en forma de "L", decorada con esgrafiados ondulados con el color azulón.

Su sentido religioso de la vida se encuentra en el simbolismo colorista con intervenciones en la Iglesia parroquial de San Juan Bautista, frases bíblicas en el púlpito, junto a cristaleras y forja. 
El centro Jujol-Can Negre es una antigua masía del siglo XVII reformada por Jujol tras realizar Can Creu. Siguiendo el espíritu modernista con sus técnicas, realiza con este edificio una auténtica joya llena de impacto para los sentidos. Destaca el balcón terraza transformada en carroza.  

En definitiva, modernismo en vivo y en abierto a pocos kilómetros de Barcelona. 


Como curiosidad complementaria, encuentras un Buzón en el Archivo Histórico de Barcelona, de Jujol. El buzón de la Casa Ardiaca, un buzón diferente. Una de las obras por las que más destaca está casa, es por su peculiar buzón modernista, situado en la puerta y obra de Alfons Juyol. Con un significado muy especial, de forma rectangular y fabricado en mármol blanco trata de simbolizar las principales características de la justicia.

Cinco golondrinas representan la libertad de la justicia y la rapidez que todo el mundo desea en un juicio, una tortuga representa la lentitud del sistema judicial. Las hojas ( un total de 7) de hiedra simbolizan los enredos burocráticos. Y por último, y acompañando todas ellas, el buzón tiene el escudo del Colegio de Abogados de Barcelona, que si os fijáis tiene una balanza que representa la igualdad que la justicia debería de ser igual para todos. Dice la 
leyenda, que no todos los barceloneses tienen el privilegio de conocer, que acariciar el caparazón de la tortuga da buena suerte.

Jujol es un genio que eleva cualquier material a la belleza, trabajando la madera, el hierro, la piedra o la pintura sin horarios y hasta sin honorarios.