miércoles, 10 de julio de 2013

Paseo por Roma; sin prisas pero sin pausas

Roma es una de esas ciudades en la que te sientes ubicado en poco tiempo. Tienes tantos puntos de referencia que es inimaginable perderse a no ser que ese sea tu objetivo. El rio Tíber, el Vaticano, el Trastevere, o la famosa Vía del Corso, es una excelente referencia para situarte ante su inflación monumental, que va a su diestra y siniestra desde la extensa Piazza del Popolo hasta el Monumento a Víctor Enmanuelle. Otra Vía, la del Quirinale y su prolongación, Vía XX Settembre, que convergen en San Carlo Quattro Fontane,  forman con la Vía Corso una V que te puede ayudar en tu situación espacial.


Recuerda que el amanecer romano es más tempranero que el español y un consejo muy personal con el que no suelen estar de acuerdo muchos de mis amigos; olvídate de los guías  porque puede arruinarte el día, y explora por tí mismo acompañado de un plano de la ciudad que puedes obtener en el hotel donde te hospedes, una pequeña guía y alíate con un buen calzado y una buena compañía. Con ello, tienes los ingredientes para descubrir la ciudad como dijo alguien: “La ciudad es un libro que se escribe con los pies”. Puntualmente puedes necesitar utilizar la línea del metro pero seguro que servirá la actitud de rasurar las suelas de tus zapatos. Luego, habrás hecho méritos para saborear unas trippas (callos), aunque vas a pagar la cerveza a precio de oro.

Hago una posible aproximación a una visita en tres días para los que no conocéis Roma. Seguro que volvéis a la ciudad eterna. Cada vez que vuelvas te sorprenderá algo nuevo que no vistes la vez anterior.

En el primer día, por empezar por algún sitio, si quieres visitar el Museo del Vaticano, tienes que madrugar para evitarte la cola impresionante que se forma en cualquier época del año. Hay que ver la Capilla Sixtina de forma obligada. Alucinarás con una sucesión de obras de arte de todo tipo, con su arquitectura marmolada de toda procedencia y un sinfín de pinturas.


Aprovecha para visitar El Vaticano y verás como la Iglesia sigue fiel a su ADN de ostentación. Mussolini le ofreció “Los Pactos de Letrán” en febrero de 1929 proporcionándose el reconocimiento mutuo entre el entonces Reino de Italia y la Santa Sede. Los Estados Pontificios, en los que había gobernado el Papa hasta 1870, habían sido absorbidos en el proceso de Reunificación italiana y, como consecuencia de ello, el Papa y la Santa Sede habían quedado sometidos a la soberanía italiana. En los acuerdos de 1929, se restauraba el carácter de Estado Soberano para una porción territorial de Roma y, por ende, para la Iglesia Católica. Los pactos de Letrán fueron negociados entre el Secretario de Estado -Cardenal Pietro Gasparri- en nombre de la Santa Sede y el primer ministro italiano -Benito Mussolini-, en nombre del rey Víctor Manuel III.
 
En los mismos se reconoce la independencia y soberanía de la Santa Sede, que crea el Estado de la Ciudad del Vaticano.  Un concordato que define las relaciones civiles y religiosas entre el gobierno y la iglesia en Italia, que se resume en el lema «Iglesia libre en Estado libre». A través del concordato, el Papa acordó enviar a los candidatos para el obispado y el arzobispado al gobierno de Italia, requerir a los obispos que jurasen lealtad al Estado de Italia antes de tomar el cargo y prohibir al clero tomar parte en la política. 

Italia acordó acomodar las leyes sobre el matrimonio y el divorcio a las reglas de la Iglesia Católica Romana y declarar a los miembros del clero exentos de tomar parte en el servicio militar obligatorio. Estos pactos garantizaron a la Iglesia Católica Romana el estatus de iglesia oficial del estado de Italia, así como un poder sustancial en el sistema educativo italiano. ¿A que te suena?. Los pactos fueron revisados en 1984, principalmente para eliminar la religión de estado en Italia. Otros andamos como los cangrejos.

El Castel Sant'Angelo, conocido como el Mausoleo de Adriano es un monumento romano situado en la orilla derecha del río Tíber, a poca distancia de la Ciudad del Vaticano.
 

Iniciado por el emperador Adriano en el año 135 para ser su mausoleo personal y familiar, fue terminado por Antonino Pío en el 139. El monumento, levantado con piedra de travertino, estaba engalanado por una cuadriga en bronce guiada por el emperador Adriano. Muy pronto el edificio cambió de uso y se convirtió en un edificio militar.  

El actual nombre del castillo proviene del 590, durante una gran epidemia de peste que golpeó la ciudad de Roma. El papa de la época, Gregorio I, vio al Arcángel San Miguel, sobre la cima del castillo que envainaba su espada significando el fin de la epidemia. Para conmemorar la aparición, una estatua de un ángel corona el edificio.

Desde 1277, el castillo está conectado con la Ciudad del Vaticano por un corredor fortificado, llamado Passetto, de unos 800 metros de longitud. La fortaleza fue el refugio del Papa Clemente VII durante el asedio y saqueo de Roma en el año 1527, que llevaron a cabo las tropas del rey Carlos I de España, Emperador del Sacro Imperio Romano.

Frente al Castillo, el Puente de Sant Angelo, donde los enamorados hacen promesas de amor eterno y simbólicamente dejan candados en las rejas del mismo.  

 
Desde allí, se observa un puente precioso dedicado al primer rey de Italia, Victor Manuel II y no me resisto a poner la foto que hice.

Este es un edificio que te impresionará por su magnitud simétrica. A tiro de piedra, siguiendo la rivera del Tiber, encontraréis el Palacio de Justicia, también conocido por los romanos como "Palazzaccio". Es un trabajo del arquitecto Calderoni. Fue construido entre 1888 y 1911, después de la Unificación Italiana. El palacio es travertino, y se inspira en la arquitectura de 1500 y el Barroco.
 
El Palacio de Justicia es hoy la sede de la Corte de Casación. En el patio, en el interior del Palacio, hay estatuas de eminentes abogados. Su cenit lo corona un grupo escultórico de bronce, una cuadriga, un carro tirado por cuatro caballos, creado en 1907 por el escultor Ettore Ximenes.

Puedes cruzar por el Ponte Cavour, camino de la Piazza del Popolo y te encontrará con el Mausoleo de Augusto, que  es un edificio funerario circular que se encuentra en muy mal estado. Junto a este se encuentra el Ara Pacis. Impresionantes relieves, estudiados por todos en las clases de historia del arte.


Entrando en la Vía del Corso, llegarás a la gran Piazza del Popolo, que está vigilada por dos iglesias gemelas. 

En  Berlín hay una plaza diseñada de igual manera. En su centro un gran obelisco de los muchos que encontrarás por la ciudad con dos grandes fuentes en su laterales. En su periferia encontrarás gran cantidad de pizzerías y de terrazas donde poner reponer fuerzas. De esta plaza, por la Vía de Babuino, alcanzas la célebre Piazza d´Espagna y de aquí a la Fontana del Tritone.

La elegante escalinata, financiada con dinero francés y diseñada por un español,  aterriza sobre la Fontana de la Barcaccia, una fuente realizada por Bernini padre e hijo. Desde ella se accede a Vía Condotti, la calle comercial por excelencia. Esta zona era muy visitada por los ingleses, siendo como su guetto particular. Durante el siglo XVIII era lugar de peregrinación para todos aquellos que querían ser contratados como modelos por los artistas. Personajes famosos como Lord Byron se asentaron en esta plaza.
En lo alto de ésta encontrarás la Iglesia de Trinidad del Monte o de los franceses. Dice la leyenda que desde lo alto de esa colina en línea recta los navegantes franceses iban directamente del puerto a esta iglesia a rezar. De esta manera la acabaron denominando iglesia de los franceses. Para facilitarles el camino, el Vaticano (esta zona antes pertenecía al Papado) diseñó la escalinata y la construyó, sin embargo y para molestar a los franceses. En contra de su opinión, la llamaron escalinata de España y Plaza de España, ya que estos eran sus máximos oponentes de la época.

El segundo día puedes dedicarlo a visitar la zona que parte del Palacio Venecia, la Colina Capitolina y todo el foro romano. Tienes tarea. Puedes comprar entrada de 12 euros que te servirá para visitar Coliseo y Foro Romano.

El Monumento a Víctor Enmanuelle, el primer rey de la Italia unificada  Diseñado por Giuseppe Sacconi en 1895, siendo inaugurado en 1911, finalizando sus trabajos en la época de Mussolini, 1924 y 1927.

El monumento está construido con mármol blanco, especialmente en sus escaleras o en sus  columnas corintias. Su estructura alcanza los 135 metros de ancho y 70 metros de altura. Si incluyes la cuadriga y las alas de las diosas llegan a 81 metros). En la base del monumento se encuentra el museo del Resurgimiento y la Unificación Italiana.

El monumento ha sufrido críticas desde que su construcción supuso la destrucción de un gran área de la Colina Capitolina; una de las colinas históricas de Roma, y donde se encontraba un barrio medieval. Para poder construirlo se tuvo que trasladar un cuerpo entero del Palacio de Venecia, destruyendo así una de las últimas plazas renacentistas que quedaban en Roma.  En días soleados, este edificio puede llegar a ser muy brillante, pudiendo incluso ser molesto para la vista si se está cerca o dentro del recinto, dado su impoluto color blanco y su entorno urbano más oscuro. Al ser una construcción tan destacada en el panorama de Roma, ha recibido otras numerosas denominaciones. 
Desde su origen, los romanos la llamaban la Zuppa Inglese (una especie de pastel), la tarta de bodas o la falsa boca. Cuando los soldados aliados llegaron a Roma en 1944 la llamaron también la máquina de escribir, apodo que luego adoptarían los propios italianos.  A pesar de todas las críticas que ha recibido a lo largo de su historia, el monumento a Víctor Manuel II atrae cada año a un gran número de visitantes.


Hay gente que piensa que es un pegote que no encaja en el entorno más clásico de Roma. Puede que tengan razón, es como un gran pastel en la mesa, pero el edificio monumental es tan grandioso y enorme que hará quedarte un par de minutos observándolo. Sus magnitudes son titánicas aunque no llegues a percibirlas.


Frente al Monumento de Víctor Enmanuelle, encuentras un edificio como “Los Mercados de Trajano”,  construido en el siglo II, con seis plantas, que forma un extenso complejo de edificios romanos en la ciudad de Roma, en las laderas de la colina del Quirinal. Desde 2007 alberga el "Museo de los Foros Imperiales.". La torre que se alza tras el mercado se llama Torre de las Milicias y se edificó en el siglo XVIII


Se dice que el primer Centro Comercial de la historia. Por lo visto estaba dividido en varias plantas. A lo largo del pasillo central se disponían los diferentes puestos con su puerta y escaparate o algo similar claro. ¿No lo sabías verdad?


El complejo fue construido al mismo tiempo que el Foro de Trajano a principios del siglo II, para ocupar y apoyar la tala de las laderas de la colina del Quirinal, y se separa del Foro por una carretera asfaltada. Toma la forma de un 'semicircular exedra del agujero de Trajano y consta de seis niveles.

Las fechas de los sellos de ladrillo parecen indicar que la construcción en gran medida se remonta al reinado de Trajano , y tal vez se puede atribuir a su arquitecto Apolodoro de Damasco , aunque es posible que el proyecto ya había sido concebido bajo Domiciano , cuya edad podría atribuirse al menos el comienzo de los trabajos de excavación.

Archifamosa es la Columna de Trajano, destacada por los impresionantes relieves a lo largo de toda ella. Mirándolos podrás imaginar la Roma antigua. La columna se compone de 18 enormes bloques de mármol de Carrara, cada uno de los cuales pesan aproximadamente 40 toneladas y tiene un diámetro de unos 4 metros. El friso escultórico completo mide unos 200 metros y da 23 veces la vuelta a la columna. En el interior de la misma, una escalera de caracol de 185 peldaños permite el acceso a una plataforma mirador en su parte superior.

Originalmente la columna estaba rematada con la estatua de un águila, y más tarde se colocó en su lugar una estatua del propio Trajano. En 1588 y por orden del papa Sixto V, ésta fue reemplazada por una estatua de San Pedro, que aún se conserva. El relieve narra dos victoriosas campañas de Trajano contra los dacios: en la mitad inferior de la columna se ilustra la primera (101-102) y en la superior la segunda (105-106). Ambas secciones están separadas por la personificación de la Victoria.

El relieve estuvo completamente policromado. Las figuras talladas en mármol tienen el carácter de una crónica, por lo que no importa la técnica escultórica, sino el mensaje que trata de transmitir. El escultor (o escultores) prestó poca atención a la perspectiva, y se utilizaron varias diferentes en una misma escena.

El lenguaje empleado tiene rasgos metafóricos, no sólo en la representación de los dioses, sino que también aparece el Danubio representado por un anciano. Es por esto que se observan muchas simplificaciones, como por ejemplo la isocefalia. La crónica se desarrolla en forma helicoidal y cronológicamente, narrando escenas muy diversas de las campañas dacias, entre las que podríamos encontrar la vida en el campamento, la construcción de un acueducto o el asedio a una ciudad. Hay un total de 2.500 figuras humanas: el emperador aparece 59 veces, siempre visto de forma realista, no sobrehumana. El relieve constituye una valiosa fuente de información sobre el ejército romano.


El Capitolio era la colina sagrada de la Antigua Roma, donde se levantaba el gran templo de Júpiter. Del Capitolio partían todas las vías consulares que recorrían el imperio, y al Capitolio llegaban en su desfile triunfal los ejércitos victoriosos en agradecimiento al padre de los dioses. Allí se sitúa la Piazza del Campidoglio

A lo largo de la Edad Media, con los templos paganos en ruinas, la colina pasó a ser el centro del gobierno municipal, especialmente con la construcción en el siglo XII del Palacio Senatorio, sede del Ayuntamiento hasta nuestros días. El Capitolio se convirtió en símbolo de un poder autónomo e independiente del Papa, señor de la ciudad en aquellos tiempos. Y más de una vez hubo entre ellos enfrentamientos violentos.

El diseño actual de la plaza, con los tres palacios delimitando un espacio lleno de armonía, es obra de Miguel Ángel. Es la única plaza renacentista que queda en Roma, y sigue teniendo un fuerte significado como alma de la colectividad: es la plaza representativa de Roma por antonomasia y sigue siendo, como en la Antigüedad, el km. 0 de todas las carreteras.


Aquí se encuentran un par de museos. Como dato interesante de este lugar está que puedes encontrar una columna con Rómulo y Remo en lo alto, amamantados por la loba. Este es el símbolo de la Roma Clásica. A la derecha de la plaza encuentra un pequeño mirador desde donde podrás ver desde lo alto el Foro Romano.
 

Desde las escalinatas, divisarás el Teatro de Marcelo, y alcanzarás con tu vista desde allí, Sta. María in Cosmedin, donde podrás hacerte una foto con la Bocca della Veritá, que según la leyenda las parejas introducían su mano en dicha boca y respondían a las preguntas de su amado. Si no decían la verdad, la boca les cortaba la mano… En realidad era la boca de una de las miles de fuentes que había en la antigua Roma.
Tras esta iglesia, te vas a encontrarás con el Circo Massimo; muy deteriorado pero te podrás hacer una idea de la magnitud del mismo. Últimamente han iniciado su reconstrucción.

Hasta hora, estamos bordeando por su parte oeste el Foro Romano, al que ya accedemos por la Vía de S. Greg hasta toparnos con el Arco de Constantino y el Coliseo. Elige qué visitar primero. Pero es recomendable comenzar la visita al Coliseo por el exterior, dando la vuelta al monumento para apreciar todos sus detalles constructivos. La visita al interior permite contemplar las galerías, gradas, escalinatas, el espacio de la arena, con los subterráneos al descubierto, pero sobre todo hace revivir los espectáculos del mundo antiguo de modo muy intenso.


En el Coliseo te toparás con el mayor símbolo de la eternidad de Roma, el Coliseo o Anfiteatro Flavio, como era conocido en época clásica, te transportará como pocos monumentos al esplendor de la Roma Imperial. Su arquitectura casi perfecta le ha permitido subsistir 2.000 años a pesar de los incendios, terremotos y los sistemáticos saqueos de sus materiales que ha sufrido a lo largo de la historia, llegando a servir como cantería para la construcción de otros monumentos.


El mayor anfiteatro del mundo se levantaba en el corazón de la Antigua Roma. El emperador Vespasiano lo hizo construir en el lugar que ocupaba un gran estanque de la mansión de Nerón, para borrar de este modo la memoria de su odiado predecesor.


Su colosal estructura daba cabida a 50.000 espectadores. Trajano, durante 117 días, celebró su victoria sobre los Dacios con espectáculos donde actuaron hasta 9.000 gladiadores y 10.000 fieras.  En Túnez, exactamente en el Jem, existe otro algo mejor conservado. 

Después  puedes visitar, con la misma entrada, el foro romano donde impresiona la parte del Palatino, donde se encuentran las ruinas de la residencia imperial, comenzada por Augusto y agrandada espectacularmente por sus sucesores.
Su importancia respecto al Foro es menor, se pueden recorrer con gran interés todas las estancias: peristilos, salas de audiencias, basílicas, galerías subterráneas,  y un precioso hipódromo. Desde El Palatino tienes unas magníficas vistas sobre el Circo Máximo.


El Foro Romano es el lugar donde se desarrollaba toda la vida ciudadana en la antigua Roma: la política, la justicia, el comercio, la vida social y el culto a los dioses. Era el corazón de la Ciudad y está cargado de recuerdos de los principales protagonistas de su Historia.

Verdadero santuario de la Antigua Roma, el Foro Romano es una visita obligada: las basílicas, los templos, la Curia del Senado, la Tribuna de oradores o la Casa de las Vestales. Hoy queda poco de todo aquello, y su principal atractivo es poder revivir la gran Historia en aquellos escenarios.

Los Foros Imperiales son ampliaciones del Foro Romano, realizadas por Julio César al final de la época republicana, y más tarde por varios emperadores: Augusto, Vespasiano, Nerva y Trajano. Se encuentran partidos en dos por la Avenida de los Foros Imperiales.


Saliendo del Foro, creo que una visita al Trastévere camino de una cena italiana, con velas incluidas, es un premio al esfuerzo del día.


En el paseo del tercer día, seguro que habrás conocido ya la Piazza Navona en su esplendida noche, pero no puedes dejar de verla a la luz del día porque cambia la perspectiva o al menos a mi me lo pareció.

Su principal atracción es la famosa Fuente de los Ríos, diseñada por Bernini, junto con la iglesia de Santa Agnese in Agone, diseñada por Borromini. Sin lugar a dudas son los dos artistas más relevantes del siglo XVII y a decir verdad, su relación no era de amistad. Bernini llego a decir de su rival que éste “había sido enviado para destruir la arquitectura”. De ahí, que se diga que una de las figuras que se muestra tapándose los ojos es para protegerse de la abominación que supone la iglesia de Borromini. 
La fuente, cuyas figuras monumentales representan los principales ríos de los cuatro continentes entonces conocidos, sirve de pedestal a un obelisco egipcio, levantado en medio de la plaza como antiguamente se hacía en los circos romanos.

Las dos fuentes menores, simétricamente dispuestas en los extremos, contienen esculturas realizadas en el siglo XIX, excepto la figura del moro, en el extremo más alejado del río, realizada por un discípulo de Bernini en el XVII. Es un lugar estupendo para tomar algo o incluso comerse una buena lasaña en una de sus terrazas. O comprar arte.


El Pantheón (pan=todo y theos=dios), dedicado a todos los dioses, es uno de los lugares más carismáticos de Roma. Dos mil años no han podido con este edificio. Una vez dentro sitúate en el centro del habitáculo mirando hacia lo alto de la cúpula, una semiesfera perfecta cuya bóveda es de las más grande jamás construida y es el mayor logro de la arquitectura de la Roma clásica. 

El óculo de 9 metros de abertura, permite la entrada de luz, expresando la unión entre el templo y los dioses. El agua, cuando cae la lluvia, conforma un círculo perfecto y se evacua a través de invisibles agujeros perforados en su marmoleo suelo.   


El edificio se eleva sobre un antiguo templo construido por Agripa en el 27 a. C., pero fue Adriano quien lo mandó construir entre 118 y 125 d. C.  Los restos descubiertos a finales del siglo XIX nos permiten saber que el templo original guardaba semejanzas con el actual.

El primer templo era rectangular. Estaba construido con bloques de travertino y forrado en mármol. Más tarde, en la época de las grandes construcciones, sufrió saqueo de materiales. Las doradas tejas de bronce de su techo, por orden del Papa Urbano VII permitió a Bernini reutilizarlo en la construcción del baldaquín del altar de la Basílica de S. Pedro y 80 cañones para el Castel de Sta´Angel. Afortunadamente permanecen las originales puertas. En el Pantheón están enterrados Rafael y el primer rey italiano Víctor Enmanuelle.


Sentarte a tomar un caffelatto en la Piazza de la Rotonda es un placer salvo cuando pides la cuenta.


Muy cerca del Pantheon encuentra la famosa escultura del Elefantino o el Templo de Adriano que las encontrarás antes de acceder a la que seguro es la fuente más famosa del mundo, la Fontana di Trevi.
Te va a costar un poquito encontrarla, ya que está metida entre pequeñas y estrechas callejuelas. Sin embargo la dirección de la gente y su acumulación, te servirán para encontrarla. Prepara una moneda y ya sabes… Tienes tres opciones: una tirar la moneda de espaldas con la mano derecha por encima del hombro izquierdo, lo cual te obligará a volver a la ciudad eterna; la segunda opción es tirar dos monedas, lo cual te ayudará a encontrar un buen marido o una buena mujer; y por último, tirar tres monedas, lo que te proporcionará un provechoso divorcio. Seguro que cualquiera de las tres opciones se cumple si te empeñas. 

Y para cerrar el día o la noche seguro que te relajarás en Campo di Fiori; una plaza llena de pizzerías y cafés. Por el día encontrarás un mercado permanente en el que puedes hacer acopio de un extenso surtido de pastas, dulces típicos italianos y fruta fresca.  Hasta el siglo XV la plaza no existía y en su lugar había un prado florido, del cual deriva su nombre. En el 1456 el papa Calixto III hace pavimentar la zona como parte de un proyecto más amplio de remodelación, que preveía que muchos edificios importantes fueran construidos en la zona; en particular, el edificio de la familia Orsini estaba en el mismo Campo de' Fiori.
 

Por este motivo la plaza se hace un lugar de paso obligatorio para las personalidades más relevantes tales como embajadores y cardenales. Esto aportó un cierto bienestar a la zona: la plaza se convierte en la sede de un floreciente mercado de caballos que se llevaban dos veces a la semana (lunes y sábados), y en torno a ella surgieron muchos locales, albergues y talleres de artesanos. La plaza se convierte en centro de actividades varias, ya sean comerciales o culturales.


En Campo de Fiori tenían lugar ejecuciones públicas. Aquí el 17 de febrero del año 1600 fue quemado vivo Giordano Bruno, en cuyo recuerdo se construyó un monumento erigido en la misma plaza en el año 1889, obra de Ettore Ferrari.


Desde el año 1869 tiene lugar un mercado cuya atmósfera popular está bien recogida en la película Campo de' Fiori del año 1943 con Anna Magnani y Aldo Fabrizi. Dicho mercado se celebraba anteriormente en la Piazza Navona.


Verlo todo en tres días es imposible pero lo relatado son pinceladas de todo lo que puedes ver. Si te queda un hueco, te aconsejo que visites en el distrito EUR, El Palazzo della Civiltà Italiana (conocido también como Palazzo della Civiltà del Lavoro o simplemente como Colosseo Quadrato) es un edificio en Roma símbolo de la arquitectura fascista italiana. El edificio fue construido expreso para la Esposizione Universale Roma por encargo de Benito Mussolini a los Giovanni Guerrini, Ernesto Bruno La Padula y Mario Romano. El edificio fue inaugurado el 30 de noviembre 1940. En la actualidad se dedica a museo y espacio dedicado a exposición.    

A lo largo de la ciudad verás cantidad de edificios que reconocerás de esta época y aún quedan algunos vestigios de la iconografía fascistas. En el Teatro de Marcelo encontré incrustado en una parte de la pared un marco con tres haces del fascio. ¡Curioso¡


Otro edificio pétreo es la Estación Termino, edificada en el año 1867 sobre el proyecto de Salvatore Bianchi, está situada sobre la colina del Esquilino. En el año 1939 se aprueba el proyecto de Angiolo Mazzoni para la realización de un nueva instalación ferroviaria en cuanto el edificio original se descubrió insuficiente para satisfacer las exigencias de un número de viajeros siempre creciente. En el año 1943 los trabajos fueron interrumpidos y la obra de Mazzoni queda inacabada. Angiolo Mazzoni (1894-1979) fue un prolífico arquitecto y el ingeniero de estado del gobierno fascista italiano de los años 1920 y 1930.

Mazzoni diseñado cientos de edificios públicos, oficinas de correos y estaciones de tren durante el período de entreguerras en Italia. Después de muchos años de abandono de la crítica arquitectónica, su legado está resurgiendo como un importante arquitecto italiano de la época moderna.


Mazzoni también se unió al Partido Nacional Fascista en 1926. Le debía mucho de su éxito e influencia para sus conexiones íntimas con el régimen fascista, y jugó un papel decisivo en el uso de la arquitectura de consolidar una imagen positiva del fascismo.


El régimen fascista dedica a un amplio programa nacional de obras públicas. Como arquitecto jefe de la Secretaría de Comunicaciones y de los Ferrocarriles del Estado, tanto en los sectores clave de la modernización de los programas de reconstrucción fascistas, Mazzoni diseñó muchos de ellos. Italia todavía contiene cientos de sus grandes y pequeños trenes y edificios de telecomunicaciones, existentes y en funcionamiento.

Después de la guerra, Mazzoni es depurado como fascista y se decide iniciar un concurso para terminar la obra. La estación fue entonces terminada por los arquitectos Montuori y Vitellozzi y, al fin, inaugurada en el año 1951.


Se caracteriza exteriormente por la larga y sinuosa marquesina de cemento, popularmente llamada «el dinosaurio», que hasta no hace mucho tiempo conservaba intencionadamente en su frontal las manchas de humo de un incendio ocurrido a principios de los años 1970.


Angiolo Mazzoni (1894-1979) fue un prolífico arquitecto y el ingeniero de estado del gobierno fascista italiano de los años 1920 y 1930.


Mazzoni diseñado cientos de edificios públicos, oficinas de correos y estaciones de tren durante el período de entreguerras en Italia. Después de muchos años de abandono de la crítica arquitectónica, su legado está resurgiendo como un importante arquitecto italiano de la época moderna.

Político astuto, Mazzoni también se unió al Partido Nacional Fascista en 1926. Le debía mucho de su éxito e influencia para sus conexiones íntimas con el régimen fascista, y jugó un papel decisivo en el uso de la arquitectura de consolidar una imagen positiva del fascismo.

El régimen fascista dedica a un amplio programa nacional de obras públicas. Como arquitecto jefe de la Secretaría de Comunicaciones y de los Ferrocarriles del Estado, tanto en los sectores clave de la modernización de los programas de reconstrucción fascistas, Mazzoni diseñó muchos de ellos. Italia todavía contiene cientos de sus grandes y pequeños trenes y edificios de telecomunicaciones, existentes y en funcionamiento.

Y bueno, con esta es la segunda vez que voy a Roma pero seguro que volveré. ¡Siempre se vuelve¡.



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