sábado, 28 de mayo de 2022

Tren digno y "Ruta de la Plata"





Oportunamente, las Comisiones Obreras de Extremadura, han celebrado la II cumbre del Ferrocarril, reuniendo a políticos del arco de la izquierda y a sus homólogos sindicales de las comunidades autónomas de Andalucía y las dos Castillas. Sin duda, un momento relevante para celebrar el 25 aniversario de una movilización mítica por el tren en nuestra tierra, que realizó este sindicato en 1997 a través de su sector ferroviario y con la implicación de la ciudadanía. Movilización por la desaparecida Ruta de la Plata y contra la degradación de nuestro sistema ferroviario, que ha acabado con un setenta por ciento de su empleo en nuestra comunidad. Yo estuve allí.

Eran tiempos de desertización de infraestructuras del ferrocarril para primar nuevos equipamientos en otros territorios, por los que se apostaba con criterios de estricta rentabilidad económica. Desmantelamiento con Andalucía, con Castilla y León, Madrid y con Castilla la Mancha. La España radial programada desde Cánovas del Castillo, volvía a ser fomentada con el cierre de más de tres mil kilómetros en los territorios, denominados en la actualidad como la España vaciada, que derivó en cierres de estaciones, perdida del transporte de mercancías, líneas suprimidas y empleo fagocitado. Había que primar la carretera en aras de un concepto de rentabilidad neoliberal, previa degradación del transporte ferroviario.    

En estas jornadas, el Presidente Vara ha planteado la necesaria soberanía energética, agraria e industrial de Extremadura, siendo la pieza vertebradora el tren. Creo, que es inapelable. Ahora, solo falta que mantenga la implicación el Gobierno Central. Los más de mil millones invertidos en estos últimos años solo significan un punto de partida: electrificación, doble vía, renovación de estaciones, taller de reparación en Badajoz... Tenemos, por fin, un tren digno Badajoz-Plasencia, pero no nos engañemos, el trayecto definitivo tras Navalmoral hasta Madrid está en pañales y todo anuncia a que con dedicación nos acercaremos al 2030.

Para no perdernos con el eterno AVE, tan importante como él y en este nuevo contexto internacional, el Ruta de la Plata ha dejado de ser una mítica reivindicación romántica. Ahora, es crucial su reapertura para que el oeste deje de ser el cuarto oscuro de España. El corredor Mediterráneo debe complementarse con el Atlántico y Extremadura necesita, vital y estratégicamente, una ruta que nos ofrezca salida a los puertos de todos los puntos cardinales, sin necesidad de pasar por Madrid. Una línea que debe incorporarse con fuerza a la red básica del ferrocarril español, que ofrezca el tránsito de mercancías y que atienda las necesidades de desplazamiento de cinco millones de habitantes. Es incuestionable que en estos momentos de transición medio ambiental y digitalización, a través de los fondos europeos, la administración central tiene que tener el compromiso de reequilibrar el país. Si primero la supresión del tren descosió nuestro territorio, ahora debe ser cosido, en palabras de Guillermo Fernández Vara. Cohesionar España para evitar la deriva final del oeste español, para evitar que la única salida que terminen teniendo los electores sea la de montar ofertas electorales reduccionistas, apegadas a provincias o pequeños territorios.

En España, doblamos a Alemania en número de transportistas. El reciente conflicto del transporte por carretera que ha padecido nuestro país, ha sido un síntoma de su falta de sostenibilidad. Su sobredimensionamiento nada tiene que ver con la urgente lucha contra la emergencia climática, suponiendo más del noventa y cinco por ciento el transporte por carretera, quedando un exiguo dos por ciento para el transporte por ferrocarril. Por no hablar de su traslado en la calidad del empleo, actualmente degradado. Al parecer, la liberalización del ferrocarril en España, solo sirvió como estrategia para transferir cuota de transporte a la carretera. Y todo ello, en una coyuntura de crisis energética y con parámetros que no se homologan a Europa; la densidad ferroviaria en España es deficitaria con un treinta y un por ciento, frente a la media europea del cincuenta y dos por ciento. Parece lógico, pues, que es el momento de optar por el tren como medio de transporte, mucho menos contaminante y más eficaz.  Si un tren puede transportar la mercancía de doscientos camiones, pregúntese por el tipo de transporte con menor huella ecológica. Complementariamente a esta apuesta por el ferrocarril, se necesita romper con el paso obligado por Madrid. Las directrices europeas así lo determinan, implicando a nuestra capital y París como las ciudades a las que hay que circunvalar, para mejorar la eficacia. Como ejemplo, sirva que un ciudadano de Albacete, para ir a Toledo, no debería pasar por Madrid para llegar a la capital de Castilla La Mancha. No persitamos en el error de intentar cuadrar el círculo.  El Ruta de la Plata, en nuestro caso, es una respuesta coherente, lógica y de coste reducido para su posterior impacto económico y social.

El Pacto por el Ferrocarril, independientemente de la salida de determinados partidos motivadas más por cuestiones electorales, necesita una apuesta decidida por reclamar la reapertura del Ruta de la Plata, presionar para adelantar los trabajos de Navalmoral a Madrid, la electrificación urgente a Puertollano y las inversiones en las líneas Zafra-Huelva y Zafra-Sevilla. En este Pacto, todos somos necesarios. No se entiende, que partidos políticos hayan renunciado a él. Precisamente cuando es más vital. De esta segunda cumbre de CCOO, termino reflejando una afirmación que el presidente extremeño dijo, refiriéndose a la renovada línea de Badajoz a Plasencia, “Esto no es una estación término”. Suena a compromiso y le tomamos la palabra.


  • Fernando Pizarro y el Tren: https://canchales.blogspot.com/2022/06/fernando-pizarro-y-el-tren.html

domingo, 15 de mayo de 2022

Transitus, las Edades del Hombre en Plasencia

 



A Plasencia llegaba Felipe VI para inagurar la exposición y como en un sueño, yo creía que venía a cortar la cinta de un tren rápido a Madrid, o aún mejor, a celebrar la reapertura del “Ruta de la Plata”, para salvar ese injusto centralismo radial que nos determina a ser parte de esa España vaciada.  Era una ensoñación más de los que miran al cielo para ver si cae el agua que ahogue nuestra sed o llaman a Dios para que cambie la suerte. Al día siguiente, el Rey rememoraba aquél viaje que hizo su abuelo a Las Hurdes para tapar las vergüenzas, tal vez, del Desastre de Annual. La realidad, en sus formas, es persistente, repitiéndose los rituales de una liturgia de la nadería. Ójala que mañana, no comience otro tiempo para otra conmemoración de otro viaje real dentro de un siglo, porque Plasencia; taciturna y desmemoriada, esperaría en un Transitus congelado  en los mismos tiempos de ayer y de hoy.

Que la exposición de “Las Edades del hombre” es una oportunidad, nadie debe ponerlo en duda. La expresión de un único posible arte, unido a la evolución del hombre bajo las directrices de la iglesia. Una única mirada posible, hasta ahora, para poder reflexionar de dónde venimos, lo que somos y sobre aquello que debemos repensar con una visión más ecuánime y con valores de tolerancia. Ojos abiertos para el acercamiento a lo que fuimos, sin prejuicios, sin edulcorados inventos. Desde ese mestizaje musulmán, cristiano o judío que propiciaron los Fueros de Plasencia del siglo XII, con otro más actual y agnóstico; sin reincidir en mitos superados, al menos, desde la racionalidad. Una exposición que debe trascender el marco físico de la Iglesia para amplificar sus contenidos y la diversidad de su impacto.

Ábranse los patios y rincones de nuestra casa, los jardines y callejas. Al Ambróz, A Trasierra,  El Valle del Jerte , a La Vera, A Monfragüe, a Las Hurdes y Gata, a Extremadura entera. A la Europa de Yuste, más necesaria que nunca. Desde Alfonso VIII a las bodas de Juana la Albeltraneja. Con Doña Inés de Suárez, expedicionaria con Valdivia en el descubrimiento de Chile. Desde Juan de Carvajal, con sus primigenios estudios humanistas de rango universitario, en Extremadura, hasta Los Zúñiga y Leonor de Pimentel, la Gramática de Nebrija o la Serrana de la Vera, novelada por Lope de Vega. Desde la Plasencia Comunera hasta el solidario acto de La Cabrera con los últimos de Filipinas, pasando por nuestro abuelo Mayorga y la Guerra de la Independencia. Un tiempo, también, para la recreación de nuestra historia en nuestras calles, no desde la exaltación chata localista  y de banderas, sino desde el papel que jugamos en la historia de un territorio, que quiere creer en verdades tangibles.

Despierten las aulas y las tertulias a historiadores, a escritores de los muchos que tenemos, para que muestren la visión, sin ataduras, de los hombres y mujeres que pintaron, que escribieron  con la intención de hacer camino en ese Transitus, forjando el protagonismo que debe tener el sujeto colectivo de la historia. Una oportunidad para nuestros jóvenes  para que se acerquen sin orejeras a lo que somos y fuimos.

Y para el cierre de este evento, permitirme soñar con Amancio Prada, cantando en la catedral de Plasencia,  Canciones del alma o hasta el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz, porque una cosa son las creencias y otra la belleza. “Buscando mis amores, iré por esos montes y riberas; ni cogeré las flores, ni temeré las fieras, y pasaré los fuertes y fronteras”

De las cuestiones más domésticas sobre la financiación pública de la Junta de Extremadura en esta exposición, el control de visitantes, de sus cuentas y de su resultante final tocará hablar en el cierre de la misma.