sábado, 27 de octubre de 2018

18-N. ¡Por un Tren Digno para Extremadura!








El 18-N, yo estaría en Cáceres movilizándome por un Tren Digno para Extremadura si no fuera porque vivo muy lejos de mi tierra. Más de medio millón de extremeños y extremeñas vivimos en otras comunidades o países y este dato no es gratuito. Es la consecuencia de un modelo productivo, económico y territorial que sigue produciendo una sangría insostenible. ¡Basta ya! 

Y sí, ha habido culpables, propios y extraños, pero si nos detenemos en ese debate, en estos momentos estéril, perderemos una oportunidad que nunca hemos tenido. ¡Ahora, o nunca! Por primera vez hemos conseguido plantear una evidencia identitaria: abandono secular de administraciones y asignación de un papel semejante al de un territorio colonizado diseñado para la extracción intensiva de materias prima y mano de obra barata, que la democracia no ha resuelto por incomparecencia.

Solo por estas razones tan evidentes, debe aunarse esfuerzos. Y no me sirve el argumento del beneficio electoralista que puede favorecer a unos y otros, porque fuera de nuestras instituciones con todos sus errores del pasado no hay mucha cosa. A ellos, les debemos exigir rectificación y presión para la negociación, y a la ciudadanía extremeña compromiso, porque:

1º Quién convoca no es un partido político ni un gobierno. Convoca el Pacto por el Ferrocarril, formado por partidos políticos a los que votamos para bien o para mal, sindicatos representativos y empresarios.  Y no discuto que algunos estén incómodos en el Pacto, porque no les queda más remedio. Por eso, yo destaco el valor del mismo.

2º A los que hablan de tener memoria respecto a los compañeros de viaje, yo les digo: la lucha por el ferrocarril no es de ahora. Algunas organizaciones sindicales lo saben y algunos de nosotros también; porque estuvimos en esa defensa, mientras que algunos políticos se mofaban de nosotros, diciéndonos: "se os va a poner cara de fogoneros". Se pueden consultar hemerotecas relacionadas con Monfragüe, el "Ruta de la Plata", el "Sierra de Gata" o el "Lusitania"...

3º Hay razones para la movilización. Si no es ahora, ¿Cuando?. En un contexto de negociación de PP.GG.EE sería paradógico no movilizarse. Podemos desconfiar de las promesas del gobierno central porque tenemos el culo pelao, pero digo yo que para eso tenemos a Podemos en el Pacto de Presupuestos para que fiscalice si las promesas no están escritas negro sobre blanco.

4º Es el momento de la acumulación de fuerzas y seguir creando un relato homogéneo para la creación de infraestructuras de comunicación para nuestra tierra, enmarcada en el oeste español y en la España Rural. Cualquier debate sobre cuestiones secundarias como lugar de la movilización o hacer de francotiradores son palos en la rueda.

5º: A mi y a todos nos deben servir todas las luchas por el Tren: La de la Reapertura del Ruta de la Plata, las acciones de Milana Bonita, la del Corredor y las del Pacto por el Ferrocarril. Y cuanto más inclusivo sea éste, mucho mejor.

El 18-N es solo una parte de este viaje. Nos vemos en Cáceres o en el caso de los emigrantes en las redes. Si tenemos el hueso en la boca, que la mandíbula de una tierra saqueada no lo suelte.  Entre lo magico y lo posible habrá que seguir exigiendo lo que alcancemos a ver en el horizonte. 





jueves, 18 de octubre de 2018

La sombra de la ley



Con películas como "La Sombra de la Ley", se demuestra que en el cine español, no solo hay vida, también talento. Una cinta que justifica ir expresamente al cine y de paso saborear sus dosis de pedagogía histórica a las que tal vez se le hubiese podido sacar más partido. Corrupción en las cloacas del estado, lucha de clases, manipulación de los de arriba sobre los de abajo...

Sin ponerse purista, yo diría que perfecta su producción, ambientación de primera, con una excelente fotografía que se recrea plano a plano en la Barcelona de los años veinte. Un Luís Tosar y Ernesto Alterio de los que no te cansan de admirar, sin desmerecer un amplio elenco de actores y actrices que están sembrados como Manolo Soto en su papel de barón. Solo con alguna falla interpretativa en las escenas de la huelga de las mujeres. Hasta los guiños al cine americano no solo no desafinan sino son manejados con maestría homenajeando a los Intocables de Eliot Ness. Reconocer espacios de los rodajes como Correo, Vía Layetana o la sala de baile "Eden" que recuerda a la centenaria sala de La Paloma, ayudan a ubicar  esta cinta en aquellos convulsos años de Barcelona.

A resaltar, el movimiento de las cámaras en las calles y en las confrontaciones entre huelguistas y policía que mejoran la credibilidad del relato y que logran el realismo que requiere ese momento histórico de ruptura social. Me quedo con la escena de la persecución de los coches entre los maizales, francamente innovadora, acompañada de una música sólida. Ainhoa Arteta presenta el tema central de la película.  

Película que ayuda a reflexionar sobre los momentos actuales. Cuando se rompe el contrato social no queda otra que la confrontación. Otra cosa es que esa confrontación sea diseñada, buscada y soñada por una de las partes. El gobernador de Cataluña, Martínez Anido, personaje nefasto de la historia de nuestro país aparece en las entretelas de la película como lo que fue; un sicario de las élites en la Barcelona de 1921. Bajo el contexto del asesinato del presidente de gobierno, Eduardo Dato en marzo de ese mismo año, el Desastre de Annual, meses más tarde, se intuye la descomposición de un régimen conservador y beato. La lucha entre la patronal catalana y el anarcosindicalismo, será una justificación para rearmar a un ejército vapuleado en África. El activismo pistolero de una patronal insaciable y un sindicalismo confrontado en su interno entre la negociación y la violencia forman el caldo de cultivo para preparar el golpismo de Primo de Rivera en 1923.


Al final de la película, una frase impresionada en la pantalla, haciendo referencia a lo que vino después. Es eso: historia sin revisiones poniendo a cada una de las partes en su sitio. Tan simple como poner el acento en la sustantividad en el conflicto entre capital y trabajo. Sin más zarandajas