domingo, 15 de septiembre de 2019

Política y no relatos.



Al final, hay relatos para todos los gustos, según preferencias. Ausencia de Políticas y promoción del politiqueo tan de uso entre mediocres. No hay discurso o debate sobre lo reclamado: reforma constitucional, pensiones o mercado de trabajo. Es decir, compromisos desde una perspectiva de izquierda, sin hacerse trampas y teniendo claro lo que representa en el arco parlamentario.

Los errores en la dialéctica empleada son múltiples por parte de todos. Es para estar decepcionado. Si a esto le añades el ruido estéril de la casposa derecha y sus delirios nacionalistas, separatistas incluidos, la resolución del puzzle es incierto. 

Escasa Política y abrumador tacticismo. Demasiado espacio estratégico protagonizado por mercenarios como Iván Redondo en el PSOE y un castrante centralismo, con déficit democrático en UP. Las opiniones de los militantes son apagadas con la desertización de convocatorias a los mismos o con consultas trampas que sonrojan por su descarada engañifa sin mascara.

Tanto PSOE como UP han obviado la estrategia de acumular fuerzas, con un sentido de complementariedad, algo tan obvio en el marco teórico cuando se habla tanto de lo transversal. Y como consecuencia, priorizar un objetivo común: sumar para frenar a la derecha. Un ejemplo de estos errores es el resultado final en Madrid al facilitar la permanencia de la derecha corrupta. Ya se ha comprobado que el intento de sorpasso no fue la solución. De la misma manera, la hegemonía de la izquierda no podrá situarse nunca en unas siglas como las del PSOE, porque la izquierda, necesariamente, siempre será plural y diversa.

Los errores del PSOE han sido traducidos por UP como debilidad o faroles. Y al final no será el IBEX quien se oponga a un Gobierno de Coalición. Afortunadamente, Pablo Iglesias dijo NO, porque hubiese significado un Gobierno paralelo de CoalicioN-ES y por tanto un desastre.

En la lógica de los anticapitalistas era evidente el apoyo a un Gobierno con un Programa pactado, donde UP hiciese de corrector y vigilante del acuerdo. Ese es el espacio donde gana la izquierda en su conjunto. El final de las ocurrencias gaseosas ha sido la mediación solicitada al Rey. Garzón, Cayó o Llamazares nunca lo hubiesen planteado así, ni siquiera el PSOE. Sin duda, la salida de pata de banco se debe a la cultura de procedencia de Pablo. La ideología líquida y dubitativa de P. I. con respecto al eje derecha-izquierda le ha jugado otra mala pasada.

Como en todos los actos fallidos, ha habido excesiva emocionalidad y escasa razón. El enroque es lo más fácil pero lo menos productivo para miles de votantes que aún no sabemos para cuando se va a hablar de lo nuestro. 

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