miércoles, 24 de enero de 2018

Los Bunkers del Carmelo. Barcelona


Sin duda, el mirador de los Bunkers del Carmelo, el punto más alto del Turó de la Rovira, es el mejor mirador de Barcelona. Desde allí, puedes divisar las Chimeneas de San Adrián, la torre Agbar, el puerto olímpico, la Sagrada Familia, la catedral, Montjuic y el Tibidabo. Si el paisaje es precioso, imagino cómo puede ser una puesta de sol o un amanecer. Queda pendiente. 

La verdad es que es un espacio muy desconocido o está tan poco difundida esta opción. En él se encontraba el emplazamiento de una batería antiaérea en la Guerra Civil Española, con cuatro cañones. Hay que recordar que la supremacía de la aviación fascista era manifiesta, teniendo su base en Baleares. Barcelona tenía un apoyo aéreo procedente del aeródromo de Sabadell y del Prat, con sus aviones Moscas, con los que amortiguaban los sucesivos ataques completando la defensa antiaérea. 
Los restos del bunker presenta instalaciones que eran utilizadas para el descanso de la tropa; donde se puede ver una pequeña exposición, la parte alta donde estaba situado la zona de transmisores y acomodo del comandante y cuatro plataformas circulares donde se situaban los cañones y un fonolocalizador (radar).  
A una altura sobre el nivel del mar de 262 metros, presenta una visión panorámica de 360º, lo que hacía que fuera junto al Tibidabo Montjuic los puntos estratégicos para contrarrestar los ataques aéreos que el gobierno rebelde hizo desde marzo de 1937 a enero de 1939, con la caída de la ciudad. De hecho, la persistencia en los bombardeos en Barcelona incidió en la creación de multitud de subterráneos para facilitar la defensa pasiva de la ciudadanía. 
Tras la guerra, este barrio y esta zona en concreto, se reconvirtió en espacio para facilitar la construcción de barracas que coincidían con el proceso migratorio. De hecho, en la periferia y el mismo bunquer se acondicionaron como casas nada más acabar la guerra. La novela de Juan Marsé, "Ultimas tardes con Teresa" (1965), ofrece una visión de la Barcelona de aquellos años de "barracopolis", a través de la relación que había entre Manolo, el "pijoaparte", un vecino del Carmelo, y Teresa, una universitaria perteneciente a la burguesía catalana.
Zona muy interesante para pasar unas horas, ideal para preparar una unidad didáctica si eres "profe". Ideal para tener una imagen de globalidad de lo que es Barcelona; toda una clase orientación espacial. Presenta a unos doscientos metros una zona de recreo ideal para  escolares y excursionistas. Si vas por libre, bajando hacia el barrio por Mariano Lavernia, te toparás con el Bar Delicias, donde cuentan que se comen las patatas bravas más ricas de Barcelona y son generosas, aunque para mí, las inigualables sean las del Bar Mogas frente al Mercado de Hostrafranch.

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1 comentario:

  1. Con esos cañones, ¿podía dispararse a la aviación italiana sin peligro para la ciudad?

    podi-.

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