sábado, 2 de abril de 2016

¡Ven al Cerezo en Flor¡




Camino del comienzo del "sakura" extremeño y Japón te queda muy lejos. ¡Ven al Valle del Jerte¡.  La floración en los dos escenarios viene a producirse en los mismos meses del año, aunque los cerezos se preñan de flor cuando ellos quieren; según la situación de sus yemas florales condicionadas por los cambios de tiempo, pero siempre aparecen las primeras flores por las zonas bajas del Valle que suelen ser las más cálidas. 

Este año quedan unos días para su floración. Casi dos millones de cerezos nos esperan sobre unos 300 kilómetros cuadrados de superficie. Para los despistados siempre quedarán los últimos reductos en el paso de Honduras, camino de Hervás, y así aprovechas para pasar al Valle de Ambriz y ver un barrio judío único, en el que dispararás, seguro, cientos de fotogramas oculares.


La cereza, de procedencia asiática, de tierras del Caspio, fue difundida por Europa por los romanos, por las migraciones humanas y también por los pájaros que cuando llegaron al Jerte, en asamblea y por mayoría, decidieron sembrarla para crear un paraíso terrenal durante su floración. Hay quien afirma que fueron los árabes y tras la reconquista los colonos lo potenciaron de forma más intensiva.  Luego fueron los hombres y mujeres del lugar que ganaron, haciendo bancales, espacio a las montañas para que la tierra fuese madre con ellos. 


Y comienza "la cerecera" y el valle inicia la recogida de las cerezas tempranas de rabo largo y pequeña. Más de doscientas variedades diferentes de cerezas entre las que destaca la Picota del Jerte como marca autóctona, con Denominación de Origen con sus variedades: Ambrunés, Pico Negro, Pico Limón Negro y Pico Colorado. La Burlat, la Lamber, o llega la Lapins, en racimos de buen calibre.   


Cada tipo de cereza tiene su personalidad y te seduce de forma diferente, según sea su sabor dulce o ácido, su carnosidad o su color más rojo o más negro, más sangre o más pólvora. Según venga el año climatológico, puede llegar a producirse hasta unos 30 millones de kilos de cerezas, sumándose las de otros comarcas hermanas como Ambroz o la Vera.


Toca descubrir el Valle del Jerte, pero como todo descubrimiento requiere calma y tiempo para el ensimismamiento. Cada ladera del río Jerte, tiene una perspectiva y unos recovecos diferentes. Puedes elegir recorrido por la N-110, aunque es recomendable que la dejes y subas a un lado y a otro haciendo un circuito desde el Torno y Rebollar hasta Jerte, o a la altura de Valdastillas y te pierdes por Cabrero, Barrado o Casas del Castañar. Cerca del Torno, te encuentras con el Mirador de la Memoria.  Sobre canchos graníticos descansan las miradas de las esculturas de dos jóvenes, una mujer y un anciano, que parecen consolarse con el sonoro silencio del río Jerte que riega nuestras vidas y la memoria necesaria para no olvidar a los cientos y miles de asesinados en las tapias y en las cunetas. 

Subiendo al Torno, te encontrarás el "Mirador de las miradas perdidas" que divisan todo el valle y nunca se cansan de mirar. Sigue hasta el Rebollar y te encontrarás  Garganta "La Puria" y más allá las "Nogaelas" y entenderás porqué el Valle del Jerte es viva naturaleza. De aquí, siguiendo la carretera, llegas al puerto de Honduras y entonces bajas en dirección a Cabezuela. 

No pretendas engullirlo todo porque esta tierra del norte de Extremadura, tiene además de la primavera, el verano de las gargantas que caen al "Xerete" -Jerte-, nombre con el que los árabes bautizaron a nuestro río por ser angosto y por lo que fue de cristalino. Desgraciadamente, famosa es la Garganta del Infierno, convertida en "parque temático" y lugar de peregrinación amenazante, y ahora Las Nogaledas o el Caozo. Y que decir del Otoño, que visten los cerezos con un abanico de colores del amarillo al rojo y que compite esta otoñada del Valle del Jerte en belleza con la floración del cerezo, llegando a ser, para mi, mucho más cálida y bella. 
Al norte, Tornavacas, con el punto más alto de Extremadura; el Torreón, que en uno de mis días de joven, escalé y ya no pude dejar de amar a mi tierra. Pasas el pueblo unos kilómetros y otearás desde un mirador toda la grandiosidad y el universo intenso de este valle de cerezas.

Cabezuela del Valle, Navaconcejo, o Piornal el pueblo del famoso "Jarramplas" te abrazarán para que vuelvas. Si aún te quedan fuerzas, bajas desde allí a la Vera por Garganta la Olla y "fliparás". Y, sobre todo, párate en Plasencia, a la que llaman la Perla del Valle, y escríbela, andando, desde la plaza a sus palacios y catedrales, por murallas y callejuelas.

                                                                       "Jarramplas" de Coque Sin Amo


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