Roma es una de esas ciudades en la que te sientes ubicado en poco tiempo.
Tienes tantos puntos de referencia que es inimaginable perderse a no ser que
ese sea tu objetivo. El rio Tíber, el Vaticano, el Trastevere, o la famosa
Vía del Corso, es una excelente referencia para situarte ante su inflación
monumental, que va a su diestra y siniestra desde la extensa Piazza del Popolo
hasta el Monumento a Víctor Enmanuelle. Otra Vía, la del Quirinale y su
prolongación, Vía XX Settembre, que convergen en San Carlo Quattro Fontane, forman con la Vía Corso una V que te puede
ayudar en tu situación espacial.
Recuerda que el amanecer romano es más tempranero que el español y un
consejo muy personal con el que no suelen estar de acuerdo muchos de mis
amigos; olvídate de los guías porque
puede arruinarte el día, y explora por tí mismo acompañado de un plano de la
ciudad que puedes obtener en el hotel donde te hospedes, una pequeña guía y alíate
con un buen calzado y una buena compañía. Con ello, tienes los ingredientes
para descubrir la ciudad como dijo alguien: “La ciudad es un libro que se
escribe con los pies”. Puntualmente puedes necesitar utilizar la línea del
metro pero seguro que servirá la actitud de rasurar las suelas de tus zapatos. Luego,
habrás hecho méritos para saborear unas trippas (callos), aunque vas a pagar la
cerveza a precio de oro.
Hago una posible aproximación a una visita en tres
días para los que no conocéis Roma. Seguro que volvéis a la ciudad eterna. Cada
vez que vuelvas te sorprenderá algo nuevo que no vistes la vez anterior.
En el primer
día, por empezar por algún sitio, si quieres visitar el Museo del
Vaticano, tienes que madrugar para evitarte la cola impresionante que se
forma en cualquier época del año. Hay que ver la Capilla Sixtina de forma
obligada. Alucinarás con una sucesión de obras de arte de todo tipo, con su
arquitectura marmolada de toda procedencia y un sinfín de pinturas.
Aprovecha para visitar El Vaticano y verás como la Iglesia sigue fiel a su ADN de
ostentación. Mussolini le ofreció “Los Pactos de Letrán” en febrero de 1929
proporcionándose el reconocimiento mutuo entre el entonces Reino de Italia y la
Santa Sede. Los Estados Pontificios, en los que había gobernado el Papa hasta
1870, habían sido absorbidos en el proceso de Reunificación italiana y, como
consecuencia de ello, el Papa y la Santa Sede habían quedado sometidos a la
soberanía italiana. En los acuerdos de 1929, se restauraba el carácter de
Estado Soberano para una porción territorial de Roma y, por ende, para la
Iglesia Católica. Los pactos de Letrán fueron negociados entre el Secretario de
Estado -Cardenal Pietro Gasparri- en nombre de la Santa Sede y el primer
ministro italiano -Benito Mussolini-, en nombre del rey Víctor Manuel III.
En los
mismos se reconoce la independencia y soberanía de la Santa Sede, que crea el
Estado de la Ciudad del Vaticano. Un
concordato que define las relaciones civiles y religiosas entre el gobierno y
la iglesia en Italia, que se resume en el lema «Iglesia libre en Estado
libre». A través del concordato, el Papa acordó enviar a los candidatos para el
obispado y el arzobispado al gobierno de Italia, requerir a los obispos que
jurasen lealtad al Estado de Italia antes de tomar el cargo y prohibir al clero
tomar parte en la política.
Italia acordó acomodar las leyes sobre el
matrimonio y el divorcio a las reglas de la Iglesia Católica Romana y declarar
a los miembros del clero exentos de tomar parte en el servicio militar obligatorio.
Estos pactos garantizaron a la Iglesia Católica Romana el estatus de iglesia
oficial del estado de Italia, así como un poder sustancial en el sistema
educativo italiano. ¿A que te suena?. Los pactos fueron revisados en 1984,
principalmente para eliminar la religión de estado en Italia. Otros andamos
como los cangrejos.
El Castel
Sant'Angelo, conocido como el Mausoleo
de Adriano es un monumento romano situado en la orilla derecha del río
Tíber, a poca distancia de la Ciudad del Vaticano.
Iniciado por el emperador Adriano en el año 135 para ser su mausoleo personal y familiar, fue terminado por Antonino Pío en el 139. El monumento, levantado con piedra de travertino, estaba engalanado por una cuadriga en bronce guiada por el emperador Adriano. Muy pronto el edificio cambió de uso y se convirtió en un edificio militar.
Iniciado por el emperador Adriano en el año 135 para ser su mausoleo personal y familiar, fue terminado por Antonino Pío en el 139. El monumento, levantado con piedra de travertino, estaba engalanado por una cuadriga en bronce guiada por el emperador Adriano. Muy pronto el edificio cambió de uso y se convirtió en un edificio militar.
El actual nombre del castillo proviene del 590,
durante una gran epidemia de peste que golpeó la ciudad de Roma. El papa de la
época, Gregorio I, vio al Arcángel San Miguel, sobre la cima del castillo que
envainaba su espada significando el fin de la epidemia. Para conmemorar la
aparición, una estatua de un ángel corona el edificio.
Desde 1277, el castillo está conectado con la
Ciudad del Vaticano por un corredor fortificado, llamado Passetto, de unos 800
metros de longitud. La fortaleza fue el refugio del Papa Clemente VII durante
el asedio y saqueo de Roma en el año 1527, que llevaron a cabo las tropas del
rey Carlos I de España, Emperador del Sacro Imperio Romano.
Frente al Castillo, el Puente de Sant Angelo, donde los enamorados hacen promesas de amor eterno y simbólicamente dejan candados en las rejas del mismo.
Desde allí, se observa un puente precioso dedicado al primer rey de Italia, Victor Manuel II y no me resisto a poner la foto que hice.
Este es un
edificio que te impresionará por su magnitud simétrica. A tiro de piedra,
siguiendo la rivera del Tiber, encontraréis el Palacio de Justicia, también conocido por
los romanos como "Palazzaccio". Es un trabajo del arquitecto
Calderoni. Fue construido entre 1888 y 1911, después de la Unificación
Italiana. El palacio es travertino, y se inspira en la arquitectura de 1500 y
el Barroco.
El Palacio de Justicia es hoy la sede de la
Corte de Casación.
En el patio, en el interior del Palacio, hay estatuas de
eminentes abogados. Su cenit lo corona
un grupo escultórico de bronce, una cuadriga, un carro tirado por cuatro
caballos, creado en 1907 por el escultor Ettore Ximenes.
Puedes cruzar por el Ponte Cavour, camino de
la Piazza del Popolo y te encontrará con el Mausoleo de Augusto, que es un edificio
funerario circular que se encuentra en muy mal estado. Junto a este se
encuentra el Ara Pacis.
Impresionantes relieves, estudiados por todos en las clases de historia del
arte.
Entrando en
la Vía del Corso, llegarás a la gran
Piazza del Popolo, que está vigilada
por dos iglesias gemelas.
En Berlín hay
una plaza diseñada de igual manera. En su centro un gran obelisco de los muchos
que encontrarás por la ciudad con dos grandes fuentes en su laterales. En su
periferia encontrarás gran cantidad de pizzerías y de terrazas donde poner
reponer fuerzas. De esta plaza, por la Vía de Babuino, alcanzas la célebre Piazza d´Espagna y de aquí a la Fontana del Tritone.
La elegante
escalinata, financiada con dinero francés y diseñada por un español, aterriza sobre la Fontana de la Barcaccia, una fuente realizada por Bernini padre e
hijo. Desde ella se accede a Vía Condotti, la calle comercial por excelencia.
Esta zona era muy visitada por los ingleses, siendo como su guetto particular. Durante el siglo XVIII era lugar de peregrinación para todos
aquellos que querían ser contratados como modelos por los artistas. Personajes
famosos como Lord Byron se asentaron en esta plaza.
En lo alto
de ésta encontrarás la Iglesia de Trinidad
del Monte o de los franceses. Dice la leyenda que desde lo alto de esa
colina en línea recta los navegantes franceses iban directamente del puerto a
esta iglesia a rezar. De esta manera la acabaron denominando iglesia de los
franceses. Para facilitarles el camino, el Vaticano (esta zona antes pertenecía
al Papado) diseñó la escalinata y la construyó, sin embargo y para molestar a
los franceses. En contra de su opinión, la llamaron escalinata de España y
Plaza de España, ya que estos eran sus máximos oponentes de la época.
El segundo día puedes dedicarlo a visitar la zona
que parte del Palacio Venecia, la Colina Capitolina y todo el foro romano.
Tienes tarea. Puedes comprar entrada de 12 euros que te servirá para visitar
Coliseo y Foro Romano.
El
Monumento a Víctor Enmanuelle, el primer rey de la Italia unificada Diseñado por Giuseppe Sacconi en 1895, siendo
inaugurado en 1911, finalizando sus trabajos en la época de Mussolini, 1924 y
1927.
El
monumento está construido con mármol blanco, especialmente en sus escaleras o
en sus columnas corintias. Su estructura
alcanza los 135 metros de ancho y 70 metros de altura. Si incluyes la cuadriga
y las alas de las diosas llegan a 81 metros). En la base del monumento se
encuentra el museo del Resurgimiento y la Unificación Italiana.
El
monumento ha sufrido críticas desde que su construcción supuso la destrucción
de un gran área de la Colina Capitolina; una de las colinas históricas de Roma,
y donde se encontraba un barrio medieval. Para poder
construirlo se tuvo que trasladar un cuerpo entero del Palacio de Venecia,
destruyendo así una de las últimas plazas
renacentistas que quedaban en Roma.
En días soleados, este edificio puede llegar a ser muy brillante,
pudiendo incluso ser molesto para la vista si se está cerca o dentro del
recinto, dado su impoluto color blanco y su entorno urbano más oscuro. Al ser
una construcción tan destacada en el panorama de Roma, ha recibido otras
numerosas denominaciones.
Desde su origen, los romanos la llamaban la Zuppa
Inglese (una especie de pastel), la tarta de bodas o la falsa
boca. Cuando los soldados aliados llegaron a Roma en 1944 la llamaron
también la máquina de escribir, apodo que luego adoptarían los propios
italianos. A pesar de todas las críticas
que ha recibido a lo largo de su historia, el monumento a Víctor Manuel II
atrae cada año a un gran número de visitantes.
Hay gente
que piensa que es un pegote que no encaja en el entorno más clásico de Roma.
Puede que tengan razón, es como un gran pastel en la mesa, pero el edificio
monumental es tan grandioso y enorme que hará quedarte un par de minutos
observándolo. Sus magnitudes son titánicas aunque no llegues a percibirlas.
Frente al
Monumento de Víctor Enmanuelle, encuentras un edificio como “Los Mercados de Trajano”, construido en el siglo II, con seis plantas,
que forma un extenso complejo de edificios romanos en la ciudad de Roma, en las
laderas de la colina del Quirinal. Desde 2007 alberga el "Museo de los
Foros Imperiales.". La torre que se alza tras el mercado se llama Torre de las Milicias y se edificó en
el siglo XVIII
Se dice que
el primer Centro Comercial de la historia. Por lo visto estaba dividido en
varias plantas. A lo largo del pasillo central se disponían los diferentes
puestos con su puerta y escaparate o algo similar claro. ¿No lo sabías verdad?
El complejo fue construido al mismo tiempo
que el Foro de Trajano a principios del siglo II, para ocupar y apoyar la tala
de las laderas de la colina del Quirinal, y se separa del Foro por una
carretera asfaltada. Toma la forma de un
'semicircular exedra del agujero de Trajano y consta de seis niveles.
Las fechas de los sellos de ladrillo parecen indicar que la construcción en gran medida se remonta al reinado de Trajano , y tal vez se puede atribuir a su arquitecto Apolodoro de Damasco , aunque es posible que el proyecto ya había sido concebido bajo Domiciano , cuya edad podría atribuirse al menos el comienzo de los trabajos de excavación.
Las fechas de los sellos de ladrillo parecen indicar que la construcción en gran medida se remonta al reinado de Trajano , y tal vez se puede atribuir a su arquitecto Apolodoro de Damasco , aunque es posible que el proyecto ya había sido concebido bajo Domiciano , cuya edad podría atribuirse al menos el comienzo de los trabajos de excavación.
Archifamosa
es la Columna de Trajano, destacada
por los impresionantes relieves a lo largo de toda ella. Mirándolos podrás
imaginar la Roma antigua. La columna se
compone de 18 enormes bloques de mármol de Carrara, cada uno de los cuales pesan
aproximadamente 40 toneladas y tiene un diámetro de unos 4 metros. El friso
escultórico completo mide unos 200 metros y da 23 veces la vuelta a la columna.
En el interior de la misma, una escalera de caracol de 185 peldaños permite el
acceso a una plataforma mirador en su parte superior.
Originalmente la columna estaba rematada con la estatua de un águila, y más tarde se colocó en su lugar una estatua del propio Trajano. En 1588 y por orden del papa Sixto V, ésta fue reemplazada por una estatua de San Pedro, que aún se conserva. El relieve narra dos victoriosas campañas de Trajano contra los dacios: en la mitad inferior de la columna se ilustra la primera (101-102) y en la superior la segunda (105-106). Ambas secciones están separadas por la personificación de la Victoria.
El relieve estuvo completamente policromado. Las
figuras talladas en mármol tienen el carácter de una crónica, por lo que no
importa la técnica escultórica, sino el mensaje que trata de transmitir. El
escultor (o escultores) prestó poca atención a la perspectiva, y se utilizaron
varias diferentes en una misma escena.
El lenguaje empleado tiene rasgos metafóricos, no sólo en la representación de los dioses, sino que también aparece el Danubio representado por un anciano. Es por esto que se observan muchas simplificaciones, como por ejemplo la isocefalia. La crónica se desarrolla en forma helicoidal y cronológicamente, narrando escenas muy diversas de las campañas dacias, entre las que podríamos encontrar la vida en el campamento, la construcción de un acueducto o el asedio a una ciudad. Hay un total de 2.500 figuras humanas: el emperador aparece 59 veces, siempre visto de forma realista, no sobrehumana. El relieve constituye una valiosa fuente de información sobre el ejército romano.
El lenguaje empleado tiene rasgos metafóricos, no sólo en la representación de los dioses, sino que también aparece el Danubio representado por un anciano. Es por esto que se observan muchas simplificaciones, como por ejemplo la isocefalia. La crónica se desarrolla en forma helicoidal y cronológicamente, narrando escenas muy diversas de las campañas dacias, entre las que podríamos encontrar la vida en el campamento, la construcción de un acueducto o el asedio a una ciudad. Hay un total de 2.500 figuras humanas: el emperador aparece 59 veces, siempre visto de forma realista, no sobrehumana. El relieve constituye una valiosa fuente de información sobre el ejército romano.
El Capitolio
era la colina sagrada de la Antigua Roma, donde se levantaba el gran templo de
Júpiter. Del Capitolio partían todas las vías consulares que recorrían el
imperio, y al Capitolio llegaban en su desfile triunfal los ejércitos
victoriosos en agradecimiento al padre de los dioses. Allí se sitúa la Piazza del Campidoglio
A lo largo de la Edad Media, con los templos paganos en ruinas, la colina pasó a ser el
centro del gobierno municipal, especialmente con la construcción en el siglo
XII del Palacio Senatorio, sede del Ayuntamiento hasta nuestros días. El
Capitolio se convirtió en símbolo de un poder autónomo e independiente del
Papa, señor de la ciudad en aquellos tiempos. Y más de una vez hubo entre ellos
enfrentamientos violentos.
El diseño actual de la plaza, con los tres palacios
delimitando un espacio lleno de armonía, es obra de Miguel Ángel. Es la única
plaza renacentista que queda en Roma, y sigue teniendo un fuerte significado
como alma de la colectividad: es la plaza representativa de Roma por
antonomasia y sigue siendo, como en la Antigüedad, el km. 0 de todas las
carreteras.
Aquí se
encuentran un par de museos. Como dato interesante de este lugar está que
puedes encontrar una columna con Rómulo y Remo en lo alto, amamantados por la
loba. Este es el símbolo de la Roma Clásica. A la derecha de la plaza encuentra
un pequeño mirador desde donde podrás ver desde lo alto el Foro Romano.
Desde las
escalinatas, divisarás el Teatro de
Marcelo, y alcanzarás con tu vista desde allí, Sta. María in Cosmedin, donde podrás hacerte una foto con la Bocca
della Veritá, que según la leyenda
las parejas introducían su mano en dicha boca y respondían a las preguntas de
su amado. Si no decían la verdad, la boca les cortaba la mano… En realidad era
la boca de una de las miles de fuentes que había en la antigua Roma.
Tras esta
iglesia, te vas a encontrarás con el Circo
Massimo; muy deteriorado pero te podrás hacer una idea de la magnitud del
mismo. Últimamente han iniciado su reconstrucción.
Hasta hora,
estamos bordeando por su parte oeste el Foro
Romano, al que ya accedemos por la Vía de S. Greg hasta toparnos con el Arco de Constantino y el Coliseo. Elige qué visitar primero. Pero
es recomendable comenzar la visita al Coliseo por el exterior, dando la vuelta
al monumento para apreciar todos sus detalles constructivos. La visita al
interior permite contemplar las galerías, gradas, escalinatas, el espacio de la
arena, con los subterráneos al descubierto, pero sobre todo hace revivir los
espectáculos del mundo antiguo de modo muy intenso.
En el
Coliseo te toparás con el mayor símbolo de la eternidad de Roma, el Coliseo o
Anfiteatro Flavio, como era conocido en época clásica, te transportará como
pocos monumentos al esplendor de la Roma Imperial. Su arquitectura casi
perfecta le ha permitido subsistir 2.000 años a pesar de los incendios,
terremotos y los sistemáticos saqueos de sus materiales que ha sufrido a lo
largo de la historia, llegando a servir como cantería para la construcción de
otros monumentos.
El mayor
anfiteatro del mundo se levantaba en el corazón de la Antigua Roma. El
emperador Vespasiano lo hizo construir en el lugar que ocupaba un gran estanque
de la mansión de Nerón, para borrar de este modo la memoria de su odiado
predecesor.
Su colosal
estructura daba cabida a 50.000 espectadores. Trajano, durante 117 días, celebró
su victoria sobre los Dacios con espectáculos donde actuaron hasta 9.000
gladiadores y 10.000 fieras. En Túnez,
exactamente en el Jem, existe otro algo mejor conservado.
Después puedes visitar, con la misma entrada, el foro
romano donde impresiona la parte del Palatino, donde se encuentran las ruinas
de la residencia imperial, comenzada por Augusto y agrandada espectacularmente
por sus sucesores.
Su importancia respecto al Foro es menor, se pueden recorrer con gran interés todas las estancias: peristilos,
salas de audiencias, basílicas, galerías subterráneas, y un precioso hipódromo. Desde El Palatino
tienes unas magníficas vistas sobre el Circo Máximo.
El Foro
Romano es el lugar donde se desarrollaba toda la vida ciudadana en la antigua
Roma: la política, la justicia, el comercio, la vida social y el culto a los
dioses. Era el corazón de la Ciudad y está cargado de recuerdos de los
principales protagonistas de su Historia.
Verdadero
santuario de la Antigua Roma, el Foro Romano es una visita obligada: las
basílicas, los templos, la Curia del Senado, la Tribuna de oradores o la Casa
de las Vestales. Hoy queda poco de todo aquello, y su principal atractivo es
poder revivir la gran Historia en aquellos escenarios.
Los Foros
Imperiales son ampliaciones del Foro Romano, realizadas por Julio César al
final de la época republicana, y más tarde por varios emperadores: Augusto,
Vespasiano, Nerva y Trajano. Se encuentran partidos en dos por la Avenida de
los Foros Imperiales.
Saliendo del
Foro, creo que una visita al Trastévere camino de una cena italiana, con velas incluidas, es un
premio al esfuerzo del día.
En el paseo del tercer día, seguro que habrás conocido ya la Piazza Navona en su esplendida noche, pero no puedes dejar de verla a la luz del día porque cambia la perspectiva o al menos a mi me lo pareció.
Su principal atracción es la famosa Fuente de los Ríos, diseñada por Bernini, junto con la iglesia de Santa Agnese in Agone, diseñada por Borromini. Sin lugar a dudas son los dos artistas más relevantes del siglo XVII y a decir verdad, su relación no era de amistad. Bernini llego a decir de su rival que éste “había sido enviado para destruir la arquitectura”. De ahí, que se diga que una de las figuras que se muestra tapándose los ojos es para protegerse de la abominación que supone la iglesia de Borromini.
La fuente, cuyas figuras monumentales
representan los principales ríos de los cuatro continentes entonces conocidos,
sirve de pedestal a un obelisco egipcio, levantado en medio de la plaza como
antiguamente se hacía en los circos romanos.
Las dos
fuentes menores, simétricamente dispuestas en los extremos, contienen
esculturas realizadas en el siglo XIX, excepto la figura del moro, en el
extremo más alejado del río, realizada por un discípulo de Bernini en el XVII. Es
un lugar estupendo para tomar algo o incluso comerse una buena lasaña en una de
sus terrazas. O comprar arte.
El Pantheón (pan=todo y theos=dios), dedicado
a todos los dioses, es uno de los lugares más carismáticos de Roma. Dos mil
años no han podido con este edificio. Una vez dentro sitúate en el centro del
habitáculo mirando hacia lo alto de la cúpula, una semiesfera perfecta cuya
bóveda es de las más grande jamás construida y es el mayor logro de la arquitectura
de la Roma clásica.
El óculo de 9 metros de abertura, permite la entrada de
luz, expresando la unión entre el templo y los dioses. El agua, cuando cae la
lluvia, conforma un círculo perfecto y se evacua a través de invisibles
agujeros perforados en su marmoleo suelo.
El edificio
se eleva sobre un antiguo templo construido por Agripa en el 27 a. C., pero fue
Adriano quien lo mandó construir entre 118 y 125 d. C. Los restos descubiertos a finales del siglo
XIX nos permiten saber que el templo original guardaba semejanzas con el
actual.
El primer
templo era rectangular. Estaba construido con bloques de travertino y forrado
en mármol. Más tarde, en la época de las grandes construcciones, sufrió saqueo
de materiales. Las doradas tejas de bronce de su techo, por orden del Papa
Urbano VII permitió a Bernini reutilizarlo en la construcción del baldaquín del
altar de la Basílica de S. Pedro y 80 cañones para el Castel de Sta´Angel.
Afortunadamente permanecen las originales puertas. En el Pantheón están
enterrados Rafael y el primer rey italiano Víctor Enmanuelle.
Sentarte a tomar un caffelatto en la Piazza de la Rotonda es un placer salvo cuando pides la cuenta.
Muy cerca
del Pantheon encuentra la famosa escultura del Elefantino o el Templo de Adriano
que las encontrarás antes de acceder a la que seguro es la fuente más famosa
del mundo, la Fontana di Trevi.
Te
va a costar un poquito encontrarla, ya que está metida entre pequeñas y
estrechas callejuelas. Sin embargo la dirección de la gente y su acumulación,
te servirán para encontrarla. Prepara una moneda y ya sabes… Tienes tres
opciones: una tirar la moneda de espaldas con la mano derecha por encima del
hombro izquierdo, lo cual te obligará a volver a la ciudad eterna; la segunda
opción es tirar dos monedas, lo cual te ayudará a encontrar un buen marido o
una buena mujer; y por último, tirar tres monedas, lo que te proporcionará un provechoso
divorcio. Seguro que cualquiera de las tres opciones se cumple si te empeñas.
Y para
cerrar el día o la noche seguro que te relajarás en Campo di Fiori; una plaza llena de pizzerías y cafés. Por el día
encontrarás un mercado permanente en el que puedes hacer acopio de un extenso
surtido de pastas, dulces típicos italianos y fruta fresca. Hasta el siglo XV la plaza no existía y en su
lugar había un prado florido, del cual deriva su nombre. En el 1456 el papa
Calixto III hace pavimentar la zona como parte de un proyecto más amplio de
remodelación, que preveía que muchos edificios importantes fueran construidos
en la zona; en particular, el edificio de la familia Orsini estaba en el mismo
Campo de' Fiori.
Por este
motivo la plaza se hace un lugar de paso obligatorio para las personalidades
más relevantes tales como embajadores y cardenales. Esto aportó un cierto
bienestar a la zona: la plaza se convierte en la sede de un floreciente mercado
de caballos que se llevaban dos veces a la semana (lunes y sábados), y en torno
a ella surgieron muchos locales, albergues y talleres de artesanos. La plaza se
convierte en centro de actividades varias, ya sean comerciales o culturales.
En Campo de
Fiori tenían lugar ejecuciones públicas. Aquí el 17 de febrero del año 1600 fue
quemado vivo Giordano Bruno, en cuyo recuerdo se construyó un monumento erigido
en la misma plaza en el año 1889, obra de Ettore Ferrari.
Desde el año
1869 tiene lugar un mercado cuya atmósfera popular está bien recogida en la
película Campo de' Fiori del año 1943 con Anna Magnani y Aldo Fabrizi. Dicho
mercado se celebraba anteriormente en la Piazza Navona.
Verlo todo
en tres días es imposible pero lo relatado son pinceladas de todo lo que puedes
ver. Si te queda un hueco, te aconsejo que visites en el distrito EUR, El Palazzo della Civiltà Italiana
(conocido también como Palazzo della Civiltà del Lavoro o simplemente como
Colosseo Quadrato) es un edificio en Roma símbolo de la arquitectura fascista
italiana. El edificio fue construido expreso para la Esposizione Universale
Roma por encargo de Benito Mussolini a los Giovanni Guerrini, Ernesto Bruno La
Padula y Mario Romano. El edificio fue inaugurado el 30 de noviembre 1940. En
la actualidad se dedica a museo y espacio dedicado a exposición.
A lo largo de la ciudad verás cantidad de
edificios que reconocerás de esta época y aún quedan algunos vestigios de la
iconografía fascistas. En el Teatro de Marcelo encontré incrustado en una parte
de la pared un marco con tres haces del fascio. ¡Curioso¡
Otro
edificio pétreo es la Estación Termino, edificada en el año 1867 sobre el
proyecto de Salvatore Bianchi, está situada sobre la colina del Esquilino. En
el año 1939 se aprueba el proyecto de Angiolo Mazzoni para la realización de un
nueva instalación ferroviaria en cuanto el edificio original se descubrió
insuficiente para satisfacer las exigencias de un número de viajeros siempre
creciente. En el año 1943 los trabajos fueron interrumpidos y la obra de
Mazzoni queda inacabada. Angiolo Mazzoni (1894-1979) fue un prolífico
arquitecto y el ingeniero de estado del gobierno fascista italiano de los años
1920 y 1930.
Mazzoni
diseñado cientos de edificios públicos, oficinas de correos y estaciones de
tren durante el período de entreguerras en Italia. Después de muchos años de
abandono de la crítica arquitectónica, su legado está resurgiendo como un
importante arquitecto italiano de la época moderna.
Mazzoni
también se unió al Partido Nacional Fascista en 1926. Le debía mucho de su
éxito e influencia para sus conexiones íntimas con el régimen fascista, y jugó
un papel decisivo en el uso de la arquitectura de consolidar una imagen
positiva del fascismo.
El régimen
fascista dedica a un amplio programa nacional de obras públicas. Como
arquitecto jefe de la Secretaría de Comunicaciones y de los Ferrocarriles del
Estado, tanto en los sectores clave de la modernización de los programas de
reconstrucción fascistas, Mazzoni diseñó muchos de ellos. Italia todavía
contiene cientos de sus grandes y pequeños trenes y edificios de
telecomunicaciones, existentes y en funcionamiento.
Después de
la guerra, Mazzoni es depurado como fascista y se decide iniciar un concurso
para terminar la obra. La estación fue entonces terminada por los arquitectos
Montuori y Vitellozzi y, al fin, inaugurada en el año 1951.
Se
caracteriza exteriormente por la larga y sinuosa marquesina de cemento,
popularmente llamada «el dinosaurio», que hasta no hace mucho tiempo conservaba
intencionadamente en su frontal las manchas de humo de un incendio ocurrido a
principios de los años 1970.
Angiolo
Mazzoni (1894-1979) fue un prolífico arquitecto y el ingeniero de estado del
gobierno fascista italiano de los años 1920 y 1930.
Mazzoni
diseñado cientos de edificios públicos, oficinas de correos y estaciones de
tren durante el período de entreguerras en Italia. Después de muchos años de
abandono de la crítica arquitectónica, su legado está resurgiendo como un
importante arquitecto italiano de la época moderna.
Político
astuto, Mazzoni también se unió al Partido Nacional Fascista en 1926. Le debía
mucho de su éxito e influencia para sus conexiones íntimas con el régimen
fascista, y jugó un papel decisivo en el uso de la arquitectura de consolidar
una imagen positiva del fascismo.
El régimen
fascista dedica a un amplio programa nacional de obras públicas. Como
arquitecto jefe de la Secretaría de Comunicaciones y de los Ferrocarriles del
Estado, tanto en los sectores clave de la modernización de los programas de
reconstrucción fascistas, Mazzoni diseñó muchos de ellos. Italia todavía
contiene cientos de sus grandes y pequeños trenes y edificios de
telecomunicaciones, existentes y en funcionamiento.
Y bueno, con
esta es la segunda vez que voy a Roma pero seguro que volveré. ¡Siempre se vuelve¡.
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