El alcalde de Plasencia tiene razón al decir que el ruido no favorece las gestiones de una petición ciudadana como es la de espacios museísticos para Plasencia, tampoco el silencio durante décadas. Una demanda cultural que no surge por generación espontánea y que en la última década ha sido una reivindicación formulada de forma muy medida por la asociación cultural de “Trazos”, en el caso de la recuperación del Salón de Otoño, reconvertida en Obra Abierta. Con respecto a la obra pictórica de Enrique Jiménez Carrero, mediante una propuesta inicial realizada a la Diputación de Cáceres por Manifiesto X Plasencia y MSU, mostrándose esta institución dispuesta a implicarse, tras la obligada cesión de la Casa del Deán por parte del Ayuntamiento. Hasta ahora, nuestro pintor tras reuniones con las instituciones, solo pide una respuesta concreta, legítimamente. Tiene otras opciones, pero quiere que su obra esté ubicada en Plasencia.
Creo que no es necesario abundar en razones para la acogida museística en nuestra ciudad. Disposición por parte de un pintor de la tierra a legar gran parte de su trabajo y la recuperación del patrimonio artístico que se ha venido generando con el Salón de Otoño desde 1979, primero con Caja de Ahorros de Plasencia, más tarde Caja de Extremadura.
El caso es que, ante el silencio reiterado del Ayuntamiento de Plasencia y de la Junta de Extremadura, los mismos ciudadanos a los que nos subleva la situación del tren, el suelo industrial, los juegos infantiles y al empedrado de las calles, nos llueve otra demanda que estaba aletargada, narcotizada con el insoportable ruido de la inacción que soportamos en la “Perla del Bache”, sin olvidarnos de otros actores como la Fundación de Caja de Extremadura que debe fijar una posición final y tiene que mover ficha. Hay una responsabilidad social no ejercida. Estamos a la espera.
Para evitar el ruido nada mejor que la transparencia y la toma de decisiones. Dos propuestas culturales para una ciudad histórica sin museos y para Extremadura con la seguridad de crear referencia en el resto del país e internacionalmente. Inversión con retornos asegurados. Cultura en letras mayúsculas con capacidad para dinamizar decenas de actividades, exposiciones, muestras que provocarán sinergias económicas más allá de las clásicas cañas y tapas. Equilibrio territorial que hoy no existe.
La apuesta por el museo de Helga de Alvear marcó un camino acertado. En el 2005, el Presidente de Extremadura, Juan Carlos Ibarra asume el compromiso de hacerlo realidad y hoy es una referencia contrastada por las más de cien mil visitas anuales. Una inversión de veinte millones de euros, atrayendo un turismo de calidad, con retornos certeros en el comercio y en la hostelería, fundamentalmente.
Ibarra, con su decisión de apoyo al arte contemporaneo, ejecutaba una premisa básica cuando afirmaba que había que avanzar todos al mismo ritmo para evitar retrasos de una parte. Y apostó por ese equilibrio al fijar esa apuesta innovadora en Cáceres mediante una competencia exclusiva de la Junta de Extremadura, dictada por nuestro Estatuto de Autonomía. El museo de Helga contiene, hoy en día, más de 3000 obras. Lo cuantifico porque al parecer un inconveniente mostrado por la Junta es encontrar un espacio para un legado de 300 obras de Enrique Jiménez Carrero. Esas declaraciones si que son ruido.
La ciudadanía acaba de hablar en una asamblea con lleno histórico, gestionada por una sociedad civil que comienza a despertar. Una moción presentada por el PSOE de Plasencia sobre espacios museísticos ha sido unánimemente aprobada esta semana, que lejos de ser una declaración de intenciones, compromete en primer lugar al propio Ayuntamiento de Plasencia.
La Diputación de Cáceres a través de su presidente Miguel Ángel Morales ya ha manifestado su disposición a colaborar mediante algún compromiso que implique a la Junta de Extremadura y al Ayuntamiento. No hace falta ruido, efectivamente; tan solo una toma de decisiones compartida, calendarizada y presupuestada. Negro sobre blanco. El resto es provocar ruido.
Tenemos el contenido artístico y las administraciones y entidades responsables deben proveer el continente de recursos y espacios. Hay un tiempo perdido en el pasado y sería un error que el Ayuntamiento, Junta de Extremadura, y Fundación de Caja de Extremadura hiciesen apuestas por dar patadones para alante.
El 27 de mayo, en Las Carmelitas de Plasencia, tenemos una cita a las 20h. No nos animes por una lucha que nos corresponde a todos; mucho mejor si acudes a esta manifestación. ¡Difunde!