miércoles, 26 de noviembre de 2025

Anatomía de un partido farsante.




 



Mazón se pregunta ante un periodista: "¿Cuando he mentido? El verbo mentir se hizo carne y habitó entre ellos, como acervo del Partido Popular. Y la mentira llevó a la mentira en un coro afinado de plumillas y políticastros que arrastrados por convertir su deseo en realidad no cesan de mentir, inventando una verdad paralela. Ya lo dijo el periodista Emilio Romero: "La derecha gobierna para doscientas familias y eso no da votos suficientes, por eso, para ganar unas elecciones, la derecha tiene que mentir". Ahora, puede que por eso, filtrar una verdad haya que perseguirlo. Que la verdad no suponga nunca un impedimento para alcanzar el poder.

Aún permanecen y permanecerán los ecos de las mentiras en el suceso del Yak 42 con 75 fallecidos; con una contratación irregular del avión y con falsificaciones en la identificación de los muertos, que se cerró sin culpables. El ministro Trillo nunca fue condenado, aunque sí su ministerio.

Un año después, un dramático 11 de marzo fue el comienzo de una mentira más intensa. Clavo ardiente para una derecha que, por necesidad, desde la Transición había consensuado un contrato social que permitía una estabilidad contenida, para salvar los muebles, los nombres y las haciendas. Pero aquel trágico día, rompieron todos los consensos y provocaron el inicio de la polarización. El trumpismo sin Trump había nacido.

La fabricación de bulos y una mentira sobre los causantes de la matanza, derivó en una salida del carril democrático. Desde entonces, ya nada ha sido igual y el PP ha transitado, cada vez con más peligro, por las líneas rojas que le alejan de su intento inicial de ser un partido de Estado. 

El 14 de marzo, con la victoria de Zapatero, comenzó un relato sobre la ilegitimidad de los gobiernos socialistas que aún no ha abandonado. Con Pedro Sánchez la historia de Zapatero se repite: confrontación, manipulación, deslegitimación y crear las condiciones para un insufrible ruido que provoque la tensión social necesaria para un cambio de Gobierno.

El 11 de marzo comenzó un viaje hacia la sobreactuación, la hipérbole y la manipulación que ha desembocado en un intento de deslegitimación cada vez que ha vuelto a gobernar el PSOE. Un itinerario que comenzó con su fallida “teoría de la conspiración” por la vía de una sentencia jurídica y por la de los hechos. Una cinta de la Orquesta Mondragón significaba una prueba de la implicación de ETA en el atentado. El Mundo con Pedro J. Ramírez, Jiménez Losanto y la COPE, en alianza con el PP, multiplicaron las dudas junto al que formó parte del ”trió de las Azores”, asumiendo el dogma de que los terroristas de aquel fatídico día no andaban en desiertos muy remotos ni en montañas muy lejanas. Y se fue de rositas.

Tras la vuelta de las tropas españolas de Irak, vino la Ley de Igualdad, el reconocimiento del matrimonio homosexual, el divorcio exprés, o la Ley de Memoria Histórica y ante estos avances sociales, el PP elabora a través del Foro de la Familia toda una suerte de movilizaciones repetidas para luchar contra las plagas y catástrofes que anunciaban el fin de la familia. Ni siquiera la gratificante financiación a la Iglesia Católica a través del Impuesto de la Renta amainó la movilización propiciada desde la misma cadena de radio que auspició la crispación social con sus tremendismo.

El boicot al Estatuto de Cataluña fue otro banderín de enganche en aquellos malos tiempos para la derecha. En sus cerebros podridos estaba habitando la utilización de policías patrióticos, jueces a sueldo y charlatanes y voceros en nómina. Y de aquellos barros, estos lodos de confrontadas banderas nacionalistas con “Espanya ens roba o España se rompe”. Cataluña nunca falla.

Cuando nos preguntamos sobre la polarización social en nuestro país, podemos concluir que la derecha solo vio en su momento una estrategia para alcanzar el poder a través de la polarización, la confrontación y la tensión social. No fue suficiente que en el 2011, la banda terrorista ETA cesara en las armas y la derecha volvió a agitar el fantasma de las cesiones y la venta de la Patria al enemigo.

Perpetuar la mentira como postverdad, dinamitar los consensos sobre instituciones, hablar de libertad para acusar al otro, mientras en un edificio de la calle Génova se destroza a martillazos la verdad. Caso Gürtel, Púnica, Lezo, Acuamed, Arena, Auditorio, Baltar, Bárcenas, Caballo de Troya, Camp, Ciudad del Golf, Lino, Mercamadrid, Naseiro, Ópera, Palma Arena, Pokemon, Porto, Terra Natura Benidorm, Torres de Calatrava y cienes de cienes más.

La última noticia es que Feijóo convoca concentraciones contra la corrupción. Imagino que los escenarios de las mismas tendrán lugar frente a la Diputación de Almería, en la Calle Genova, nº 13, de Madrid o frente al "Ventorro", en Valencia. 

jueves, 13 de noviembre de 2025

La Sociedad del Cansancio y Psicopolítica

 

No se puede negar que Chul-Han, reciente premio “Princesa de Asturias” lleva irrumpiendo con fuerza como filósofo contemporáneo, con una producción extensas de libros, lo que me hace plantear una primera consideración relacionada con su hiperinflación, como filósofo, equivalente a la hiperinformación que nos ofrecen las redes sociales, que él considera un peligro.

Acabo de leer dos de sus libros editados, en la segunda década del presente siglo: “Psicopolítica” y “La Sociedad del cansancio” poniendo el foco en el paso de una sociedad disciplinaria (XIX) a otra del rendimiento (XXI), a través del control sutil de las conciencias, que desarrolló Foucault en su concepto de biopolítica. De una sociedad donde hay un espacio entre amo y esclavo, o vigilante y preso, a otra donde se produce la integración de todos ellos, en uno. Es la sociedad de los emprendedores, autoexplotados, pasando de un verbo “deber” a otro más productivo: “poder”. Es la sociedad de “Sí, se puede”. El nuevo individuo “libre” es degradado a un órgano sexual del capital, impelido a producir ilimitadamente, culpabilizando al sujeto de su posible fracaso. 

Del panóptico físico de la sociedad disciplinaria como es la cárcel, pasamos al panóptico digital: el Big Data como instrumento psicopolítico que permite pronósticos mucho más certeros que la estadística, actuando sobre cada una de nuestras emociones. De la sumisión y el control de los cuerpos a la dependencia de las mentes, eliminando resistencias porque enfrente no hay aparentemente nadie.

Si es cierto que la “libertad” del positivismo genera una sobresaturación de metas, ideas, saturación de información que provocan la sociedad neuronal con la aparición de enfermedades mentales como el “Síndrome de Desgaste Ocupacional” -Bournot-, afirmar que ya no es necesario explotar a nadie contra su voluntad es aceptar una derrota global.

En “Psicopolítica hace un análisis del neoliberalismo como sistema de poder que controla la psique individual a través de la seducción, evitando la coerción: “El yo como proyecto que cree haberse liberado de coacciones externas y ajenas; ahora, se siente coaccionado por el rendimiento y la optimización”. Ese paso del “deber” en una sociedad fordista fabril, donde la obra de G. Orwell, “1984” podría ofrecerse como un panóptico en el cual todos nos sentimos acechados, a otra de “productividad” donde el verbo “poder” nos convierte en seres ultracompetitivos, vigilantes del vecino, dándose una paradoja en el concepto de libertad, desembocando el hombre en la negación de no poder, poder.

Si la descripción de Chul-Han, en Psicopolítica, es acertada en cuanto a que la dialéctica del capitalismo industrial muta, para defenderse, a otras formas más de carácter financiero o especulativo, no deja de caer en una explicación reduccionista al simplificar que todo ello conlleva la desaparición de la lucha de clases sociales. Ni todos queremos ser “emprendedores”, ni todos caemos en la autoexplotación, precisamente porque mucha gente sigue creyendo en la lucha de clases mientras haya ricos y pobres. La vuelta a la jornada de 13 horas en Grecia o la lucha sindical, en España, por la reducción de la jornada a 37h y media son evidencias de un conflicto permanente entre los medios de producción y aquellos que no se creen la autoexplotación.

Para mí, Chul Han, comete una generalización peligrosa que debería explicar más o establecer gradientes a su aseveración. Si la lucha de clases, que contempla confrontación de colectivos, se transforma en la lucha interna de cada individuo consigo mismo; siendo todo en uno, amo esclavo, vigilante y preso, ¿nos está diciendo que no hay un "nosotros"? Si bien es cierto que, conceptualmente, la Dictadura del Proletariado ha sido sustituida por la dictadura del capital, deberemos aseverar que las luchas colectivas de ayer y hoy, en sus diversos formatos, intentan forjar un “nosotros político”, donde los procesos colaborativos son una alternativa a los competitivos, evitando al hombre finalista y quemado -Bournot-, que nos ofrece Chul Han

Del poder soberano y absoluto de la espada, a la sociedad disciplinaria y de esta a la sociedad del rendimiento y optimización. De la estadística al Big-Data, de la demografía a la psicografía. El logro del neoliberalismo es descubrir los intangibles de la psique. La disciplina corporal en un continuo se extiende hacia la optimización mental, pero Chul Han debe contemplar que el neoliberalismo también está mutando hacia fórmulas más agresivas de capitalismo salvaje -Trump-Milei-Orbán-Melani…-, donde todos los contratos sociales se rompen y donde solo a través de respuestas colectivas, ahora sí, “podremos” del verbo “poder” salvarnos.

Cuando afirma Chul Han: "Quien fracasa en la sociedad neoliberal del rendimiento se hace responsable a sí mismo y se averguenza, en lugar de poner en duda la sociedad o al sistema. en esto consiste la inteligencia del régimen neoliberal. Dirigiéndose la agresividad hacia sí mismo, el explotado no se convierte en revolucionario, sino en depresivo" ¿Cuál es la solución, y cuál la respuesta a esta persona desde lo colectivo?

Como alternativa a la descripción aproximada que hace Chul Han, considero interesante la exploración detenida hacia el "nosotros político", sin manipulaciones parciales, a pensadores, como Cicerón, Nietzsche o Hannah Arendt que nos llevan a respuestas colectivas desde posiciones iniciales de inmersiones contemplativas o reflexiones, pasando a la acción para conseguir la soberanía del individuo que nunca puede ser en solitario.



sábado, 1 de noviembre de 2025

Las elecciones de Feijóo en Extremadura


 


Feijóo ataca por el furgón de cola. Tratando de minimizar riesgos ha ordenado a Guardiola que convoque elecciones. Tampoco podía hacer más, dado su liderazgo famélico. En Valencia, donde la población pide votar, es otra cosa. Los presupuestos extremeños, cuando aún no habían sido debatidos, han sido una justificación para esta prueba de laboratorio última, donde nada está escrito. Como si Castilla y León o Aragón no estuviesen en la misma situación. 

Por primera vez, en Extremadura, se adelantan unas elecciones por no querer aprobar unos presupuestos en minoría. Nunca pasó eso en los Gobiernos de Ibarra y Vara, demostrándose que ni había interés en que Extremadura tuviera unos presupuestos, ni tampoco había actitud negociadora. El objetivo era llevarnos a un día de votación no deseado, con lotería, turrones y la bata manta puesta. Mientras, la Sra. Guardiola hablando de soberanía.  Al propósito de Feijóo por cambiar la ley electoral para que las elecciones no se realicen en el mes de julio como en el caso del 23-j, tendrá que añadir otra fecha, el 21-d y otro periodo como el de las fiestas navideñas.

Que la Presidenta de Extremadura, María Guardiola, pretenda vestir estas elecciones como la de la "estabilidad" es reconocer la inestabilidad que ha provocado en Extremadura su gobierno durante estos dos años y medio en los cuales ha propiciado una política entreguista  con aquellos con los que su dignidad, en un principio, no le permitía pactar. De hecho, ya ha anunciado que "no hará cordones sanitarios", refiriéndose a un posible gobierno con ellos. La experiencia ya la conocemos.

Feijóo, ducho en pegarse tiros en los pies, puede que a la desesperada, haya determinado jugársela en Extremadura, motivado por la situación del candidato socialista, Miguel Ángel Gallardo, visualizando un puzle perfecto para que barra Guardiola con sus votantes feligreses, esperando la abstención socialista en una presumible fecha desmovilizadora. Pero ya sabemos que el escenario anticipado previsto por Feijóo para la comparecencia de Pedro Sánchez en el senado, terminó siendo diseñado por un topo socialista en Génova, 13. La escopeta la carga el diablo. Un treinta por ciento  del electorado se lo está pensando. 

En Empleo, Extremadura es un reflejo de España. Aumenta el empleo, los afiliados a la S.S. y la población activa, reduciéndose la tasa de desempleo a dígitos históricos, pero el PP debe hacer una reflexión madura; todo ello se ha alcanzado gracias a una reforma laboral, a unas políticas económicas del Gobierno Central situando a España como país con mayor crecimiento. 

Las subidas salariales, las prestaciones por desempleo y sobre todo el incremento de las pensiones durante los últimos siete años, en un territorio envejecido, han posibilitado un consumo fluido y sostenido. Si se han reducido los índices de pobreza no es gracias a las políticas sociales del gobierno extremeño. Y no hará falta recordar que en todas estas variables el PP ha sido una remora con su negación a colaborar en momentos difíciles para España. ¿Se acuerdan de la postura de Feijóo con respecto a los Fondos Europeos?

La política tributaria en Extremadura deja a las claras que unas 1200 familias extremeñas de rentas altas han sido beneficiadas. A Guardiola le sobra el dinero y está dispuesta a regalar 45 millones a Iberdrola para que aumente beneficios con la prolongación de Almaraz hasta el 2030. Esta empresa ha tenido unos beneficios de 5300 millones de euros en los primeros nueve meses de 2025. 

Lo de invertir en el regadío de Tierra de Barros, indemnizar a ganaderos y agricultores, mejorar las condiciones de trabajo de los cuidadores a la dependencia, invertir en Sanidad Pública o Enseñanza es intervenir en el mercado y su religión no se lo permite. Al mismo tiempo, la empresa Quirón se va extendiendo por la región, significativamente. 

Finalmente, María Guardiola se ha subordinado al sectarismo de VOX en la aprobación de su Ley de "Concordia" que significa su vuelta atrás en un revisionismo "franquista" de la memoria para una nueva confrontación. Con respecto a los incendios, ha salvado los muebles, tras su reiterado fracaso en la Consejería de Medio Ambiente con el nombramiento de tres consejeros durante su mandato. Solo, gracias a un INFOEX pertrechado por los anteriores gobiernos se hizo frente a los incendios. Hoy, los bomberos han sido abandonado tras los mismos. El esperpéntico desorden del transporte escolar en el inicio de este curso y el conflicto actual por la homologación de los maestros extremeños ratifican un fracaso anunciado en un contexto de apoyo a las Universidades Privadas. 

Guardiola quiere "escucharnos" pero accede a adelantar elecciones a un día escondido; preparatorio de encuentros familiares, tras dos años y medio perdidos. Puede que volvamos a asistir a nuevos acuerdos vergonzantes y a nuevas inestabilidades o tal vez, veamos a Feijóo cómo se cose los calcetines, de nuevo. 

Durante su gobierno, tan solo ha inaugurado la resultante de las "maquetitas" que dejo cerradas el Gobierno de Vara. 

Queremos oir a Guardiola en un debate público pero no quiere. Tampoco quiso Feijóo antes del 23-j.

 





miércoles, 1 de octubre de 2025

La vuelta del interventor

 



A la ciudad de la atmósfera oxidada, el interventor volvió veinte años después de que se quebraran sus certidumbres, en un ínfimo soplo de tiempo entre dos sorbos de café, que determinó el límite entre la cordura y el caos. Su desaparición misteriosa fue obligada por el tránsito inevitable de la vida ordenada a la precaria; de esta a la indigente y finalmente a un estado calamitoso, no hallando más salida que la volatilización de su presencia.

Escribió el hidalgo de Gonzalo Bayal, en su exquisita «Paradoja del Interventor», que cuando este se quedó en tierra, su edad era cercana al desguace. Ahora, la ausencia de la ciudad, durante tantos años, le había devuelto la semblanza de una aproximada efervescencia juvenil; puede que por poco tiempo. Dicen que la historia suele repetirse en forma de drama.

Había vuelto a la ciudad de la bruma porque algunos tienen la morbosa e insana actitud de volver al lugar donde un día sintieron la degradación de ser condenados a la caverna, siendo inocentes. Al primer lugar que acudió fue a la cantina de la estación pero no encontró al muchacho de la bicicleta, ni al hombre del rincón que hablaba en latín, como si estuviese despedido de la cotidianidad de la tierra. Tan solo, en la sala de espera había una máquina expendedora de bebidas que le recibía y se mostraba ante el interventor, que comenzó a sentir las primeras ausencias.

El camino de la estación a la ciudad era reconocible; las mismas calles, ahora más deterioradas; los mismos edificios, más socavados y vacíos por la cuña del tiempo, y otras gentes más ajadas y vetustas. Tras cruzar un puente junto a una ermita que había sido un lazareto, alcanzó la muralla que le acompañó, ronda arriba, hasta la entrada por un postigo que anunciaba la churrería que un día fue tabla para su naufragio. De allí a la plaza mayor, encontrándose en la puerta del ayuntamiento a una moza, expresando la hartura de estar harta, con un cartel por compañero que así lo expresaba.

El interventor fijó su mirada sobre los soportales donde en aquel tiempo conoció al barquillero que le propició, en su momento, un fugaz aliento en el advenimiento de su desahucio, pero ya no estaba. Preguntó a un jubilado, ensimismado en sus trances, quién era aquella muchacha de resistencia numantina que platicaba con vehemencia con viandantes y curiosos. .-Yo la llamo «Estherix», la vetona. Vaya de mi parte y hable con ella. Si vendiese palabras y obras, sería rica-.

Los latidos del forastero, según se acercaba al grupo, iban acompasándose al sonido imaginado de una música alegre; tal vez imbuido por la frescura que irradiaba la muchacha apuntada. Se hizo hueco entre los presentes y terminó hilando la hebra. Comentó que hacía mucho tiempo que por un infortunio había padecido la ciudad de noche y que por eso en esta ocasión había preferido el día para llegar a ella. Preguntó a «Estherix» por el barquillero y el trapero, por los espacios lúgubres y de sombras que recordaba de aquellos días oscuros. Atropelladamente le preguntó si había trenes con destino y con qué frecuencia. Ella sonrió ostensiblemente, casi con una marcada malicia.

El interés que mostraba el interventor era tal que la entusiasta muchacha le invitó a conocer los recovecos de la ciudad para que él fuese recomponiendo los espacios en su memoria. Abandonaron la puerta del Ayuntamiento y él se ofreció a portar el cartel de «hartos», mostrando hasta un cierto orgullo por llevarlo.

Por la calle que antes fue la más comercial llegaron a unas escaleras mecánicas marchitas que habían conocido mejores tiempos. -Vivimos una década donde se estropea todo lo que se hizo antes-, murmuró la vetona. De allí, subieron por una avenida con pavimentos levantados que dejaban a un lado un ascensor, junto a otras escaleras, que tampoco funcionaba. Siguió comentándole que sería menos cansada la visita si hubiese autobuses pero últimamente el servicio estaba suspendido; a punto de despiece.

Parecía que al interventor, con la mano en su barbilla, le comenzaron a rondar por la cabeza los ásperos fantasmas que le obligaron a escaparse, entonces, de la ciudad.

El interventor relataba su mala suerte al llegar una noche de noviembre a la ciudad, por culpa de un fatal desatino que, entre sorbo y sorbo de café, le condujo en el ínfimo de un instante, a la nada. Tal fue así, que más tarde cayó en la cuenta de todo lo que le estaba pasando, al ver un cartel con la leyenda: “Ojo al guarda, paso sin tren”. Tal desideratum se convirtió para el forastero en una maraña que le llevaba a enloquecer, de nuevo .-¿Pero quién pone orden en esta ciudad? ¡Ese anuncio es una invitación a que tenga que desaparecer otra vez!.

Era el cáustico anuncio kafkiano de un espacio sin salidas, ni llegadas. Un espacio laberíntico, ensimismado y cerrado mostrándose dentro de la muralla de las siete puertas; demasiadas para estar tan cerrada. Ante la posibilidad de optar al todo, la mayoría persistía por la nada. Sin querer salir, ni dejar entrar. Abducidos por una muralla que separa a los de dentro con los de fuera y todos, sin embargo, empeñados en recitar en un coro cansino sus pasadas grandezas. Los de dentro, cociéndose en una melancolía improductiva y los de fuera en una parálisis inducida por sucesivas derrotas aprendidas. Atmósfera plagada de náufragos callejeros y funambulistas en el duro ejercicio de nadar y guardar la ropa, viviendo una edad de oro en la fase álgida de su decadencia.

Era una ciudad de cartón piedra; donde una moderna cartelería soportada por tecnología te indicaba los tiempos de llegada de autobuses averiados que nunca llegaban; las plazas de aparcamientos que estaban libres, sin estarlo; las calles vigiladas por cámaras que no tenían un maldito software y rotonda con bandera. .-Eso sí, al Palacio de Congresos en el extrarradio se deberá llegar por intuición, maltratado por la ausencia de una mínima indicación.

Mientras circunvalaban, caminando la ciudad, Estherix y el Interventor intercalaban reflexiones que aumentaban en la medida que cada uno de ellos observaba un incremento paulatino en la atención del otro. Así llegaron, por un bosque junto al río, hasta las catedrales, asombrándose el interventor mientras subían unas escaleras, que en un giro obligado daban a una puerta desvencijada por el tiempo y por la desidia del equipo de gobierno de la ciudad parcheada, a un espacio que les abrió a un enlosado del medievo. La moza vetona, exclamó con una sonrisa sarcástica: .-¡Todo esto no se lo llevan. Para el secular placer de las mujeres y de los hombres!­ Relató que aquel lugar que pisaban, poco después de la desaparición del interventor, se había abierto al paisanaje, tras trescientos años de estar cerrado. .-Hace dos décadas que otra mujer alcaldesa abrió este reducto.

La percepción del visitante relajó su rostro, transmudando sus “ojos judiciales y entrecejo psiquiátrico”, por otros encendidos y abiertos a la claridad. Tras el caos: charcos múltiples, aceras levantadas, transporte averiado, escaleras cortadas, Estherix le condujo a la certeza milenaria de las encinas que se divisaban desde allí y a las cigüeñas batientes que se resisten a su ausencia.

La visión primaria de locales cerrados con carteles anunciando que “se venden”, servicios de segunda mano, farolas encendidas de día y apagadas en la noche, una ciudad pétrea, mimetizada por una ilusión convertida en farsa, estaba siendo rectificada por una creencia vital alejada de finales existencialistas.

El silencio de sus pobladores, que hasta entonces les volvía sordos y ciegos; las risas bobaliconas y tabernarias de charangas y perrunillas que hasta entonces eran la traza innoble de los irreductibles para suscitar, conservar, custodiar y sostener la ciudad del celofán, podían y debían ser apagados para dejar paso al futuro de los relatos compartidos.

Esta vez, con una sonrisa eufórica, el interventor con buen criterio, creyó que ese oficio postizo que le habían acoplado era un buen inicio para comenzar a intervenir: .- ¡En esta ciudad, habrá trenes con destino!

sábado, 23 de agosto de 2025

El primo de Rajoy y CIA



Podemos irnos muy atrás en la génesis de los motivos de los incendios de un verano aciago, pero me asalta aquel chascarrillo de Rajoy en 2007, cuando nos decía con esa gracia que le caracteriza, que tenía un primo científico que le transmitía que aquello del “cambio climático” era una cuestión impredecible.  

El análisis tenía una solidez intelectual recogida del acervo académico del ADN de un gran espectro de la sociología de la población conservadora, obtenida metodológicamente desde la observación detenida en el transcurrir de los tiempos. Todo era un escenario riguroso para anticipar el futuro, como lo fueron la teoría de los desiertos remotos y las lejanas montañas o la de las bombas de destrucción masiva, rompiendo el contrato social y político con la llegada de Rajoy al poder en 2011, sin dejar de olvidar los antecedente al boicot al Estatuto de Cataluña, iniciando un periodo de crispación al que no renunciarán hasta alcanzar el poder.

Una década más tarde llegó el covid y el aterrizaje negacionista de la mano de otros primos; esta vez del PP.  Pero entonces, todo se jodió con la moción de censura que presentó Pedro Sánchez y con su posterior gobierno. A partir de ese momento el PSOE comenzaba a ser “anticonstitucional” para aquellas élites judiciales, mediáticas y políticas que tenían una visión muy delimitada de la democracia, donde todo debía estar acotado según sus parámetros de orden. Había que acusar al PSOE de polarizar la sociedad, cuando era la estrategia de su hipérbole la que elevaba la confrontación.

Y planearon cambiar su oscuridad con fantasías que encienden las emociones y sentimientos más básicos, dando gato por liebre, confundiendo las esperanzas con adormecedores sueños venenosos. Y comenzó la estrategia improductiva, a efectos democráticos, de ganar el relato. El gobierno era ilegitimo, entregado al bolivarismo de Podemos, al socio-comunismo, secuestrado por el separatismo. España se rompía, otra vez, y el PP reinaguró la vuelta a las pancartas, tomando las calles en una lucha desnortada contra la extrema derecha para ver cual de ellos amaba más a esa "patria" de chiringuitos y parafernalias que había encontrado un obstáculo con un gobierno de progreso. 

Herramientas instrumentales a través de pseudoperiodistas con digitales subvencionados en territorios amigos, pseudosindicatos extorsionadores, que ya se fomentaron tras el dramático 11-M, se amplificaron  con la llegada de Pedro Sánchez, coincidiendo todos en radiar un ruido basado en la subida, sistemática, de decibelios. Habría que considerar en este punto un incremento significativo en la instrumentalización de la justicia que se constata con una oscura policía patriótica, con sospechosos agentes judiciales con espíritu justiciero. La persecución a la jueza Victoria Rosell, a manos de otro juez, el descuartizamiento político de Mónica Oltra, la persecución infundada a Podemos y finalmente el hostigamiento al fiscal general o a la familia de Pedro Sánchez no son anécdotas puntuales sino la acción diseñada por parte de opciones políticas al servicio de las élites para mantener su status quo.

El desembarco en Madrid de Feijóo en lancha no fue fácil. Una espada de Damocles era fijada sobre su cabeza atolondrada, mientras movía aros circunvalando supersónicamente en sus antebrazos. Sus manos movían compulsivamente dos palos bajo unos platos chinos, a la vez que sus piernas estaban enfangadas en la ciénaga que destapó Casado, dando vueltas sobre un mismo punto, Vox mediante y la tonta del bote.     

Luego, ya se sabe, vino la campaña del “Verano Azul” con  “Sánchez o España”, pero ese 23 de junio optamos por la España de Sánchez, o la ocurrente de “Mafia o Democracia” y le cayó la del pulpo. Mientras, entre medias, asistíamos al drama de la Dana con un esperpéntico Mazón al mando de la nave o a los dramáticos incendios de comunidades del PP que no tienen rubor alguno en proclamar sus políticas del adelgazamiento del estado, pero que ante cualquier drama que gestionar, corren posesos a demandar que el Estado les salve. Toca tiempo de explicaciones, debates, propuestas, acuerdos y dimisiones.

Lo que parece claro es que lo público salva al pueblo y eso solo se sostiene con impuestos progresivos y no tanto con la fórmula Montoro. Por eso no se entiende que Comunidades Autónomas regalen impuestos a las rentas altas como por ejemplo Extremadura, donde se regalan cinco millones de euros a las 1200 rentas con ingresos superiores a los dos millones de euros.  O como Madrid, donde al parecer, pagando 1300 euros a los bomberos la previsión ante los incendios está cubierta. Total, como decía el primo de Rajoy: predecir el tiempo es imposible y el cambio climático es cosa de ecologistas.

jueves, 10 de julio de 2025

"En el nombre de mi padre"






No hay mejor despedida para un padre sindicalista que tu hija te renombre en su marcha definitiva, defendiendo lo colectivo. Quién no tiene como propiedad su pasión tiene como imposible emocionarse y emocionar al cantar en la plaza pública del Parlamento y Yolanda Díaz ayer cantó para todos, con la fuerza de la verdad. 

Una orgullosa forma de morir, imagino, la que tuvo Suso Díaz, exsecretario de CCOO de Galicia, padre de Yolanda Díaz. La muerte no debe de importar con un final que sigue reivindicando, por boca de los tuyos, que todos no somos iguales en la res pública, porque hay un lado bueno de la historia a la que servir y pertenecer. Orgullo de clase y memoria. Suso, lideró su primera huelga cuando era un mozalbete. Hay apuestas por lo público, como la que hizo este viejo sindicalista, toda su vida, y hay un mal uso de lo público que se ha normalizado, por desgracia, en un sector de la política.

El senador Monago, presidente del Comité de Derechos y Garantías del PP, afirmaba recientemente, antes del XXI congreso nacional del PP, que "con Feijóo han estado a la altura y se ha hecho del cumplimiento de la ley el norte y guía del Partido Popular", presumiendo de código ético y cultura de integridad, reivindicando una forma de hacer política frente al PSOE. Todo esto lo dice, el expresidente de la Junta de Extremadura, el político profesional que realizó a Tenerife 35 viajes a mil euros, a cargo del presupuesto del senado, durante los años 2009 y 2010, por razones de ocio y tiempo libre. Y ahí sigue, resistiéndose a terminar con sueldo de bombero.  El listón ético del PP se encuentra en el subsuelo.

Rufián, en su intervención tenía razón y a estas alturas todos sabemos de donde viene esta gente, pero es necesario recordar  su pelaje porque a la memoria se la vence con mentiras repetidas. Qué se puede decir que ya no se haya dicho para  observar el nivel ético del funcionamiento de un partido que tiene pendientes 30 causas y los garantes de su ética son políticos como Monago... 

Informes falsos, promotores de bulos, acusaciones torticeras, titulares mediáticos, falsas y artificiosas instrucciones jurídicas han sido la estrella polar de los que creen que el poder les corresponde por una divina gracia. Afortunadamente, hay que  felicitarse porque multitud de causas difamatorias hacia personas y organizaciones  molestas, hayan sido desarmadas por algunos jueces, aunque en el camino han sido criminalizados por medios de comunicación intoxicadores y espurios, financiados por grupos económicos o élites, incluso con dinero público. El ejemplo reciente de Mónica Oltra sirve para ilustrar la impunidad con la que se lincha a alguien de izquierdas.

Ayer, la bancada de ocas locas del PP y como mascarón de proa, Feijóo, olvidaron sus manguitos de burócratas frustrados y se arremangaron para mostrar sus vicios tabernarios aludiendo a los prostíbulos que tan bien conocen. La desesperación siempre lleva al exabrupto lanzado como último reducto de salvación.  Hoy, la portavoz del PP, Esther Muñoz, desarrolla teóricamente la metáfora que ayer Feijóo lanzó, profundizando en el error y la impotencia. Y lo dijo él, aquel que dio marcha atrás en la venta de la sede de Génova, fortín y símbolo del Partido Popular, financiada con dinero procedente de las cajas de negocios sucios, que suelen cerrarse con "volquetes de putas" en lupanares, burdeles o casas de lenocinio.

Los de la "Cláusula Quirón, siempre tienen a alguien que te afine el problema. Con la crisis del 2011 ya nos dejaron la enseñanza de los gobiernos de España y Cataluña al percibir que la fuerza de la calle ponía en riesgo sus culos y optaron por fabricar, solidariamente entre las derechas españolistas y catalanistas, la “ley Mordaza” de 2015. En la ponencia del Congreso del PP ya  piensan de nuevo en el ciudadano medio, por si nos equivocamos en la declaración de la renta. Una cláusula a cambio de silencio que diría la afamada Isabel Ayuso. 

El Sr. Feijóo en la comparecencia de Pedro Sánchez volvió a manifestar su insolvencia y mala fe, pero los 100000 hijos de San Luis duplicarán sus bulos, su inquina, su grosera manera de obtener el poder y seguiremos en la escalada del insulto zafio, en la impotencia de no obtener el gobierno para hacer realidad centenas de cláusulas Quirón para sus familias y amigos. 

No queda otra que pasar a la ofensiva porque la escalada de los corifeos de Brunete seguirán instalados en  lo que diseñaron desde el minuto cero con los Gobiernos de Pedro Sánchez. Los que presumen de tener ganada la guerra, no suelen percibir que van perdiendo todas las batallas. Y ayer la perdieron por goleada, una vez más.  
  

martes, 1 de julio de 2025

Plasencia y el debate de Extremadura

 



Cuando vi al alcalde de Plasencia en las gradas de la Asamblea de Extremadura, en la apertura del Debate de la Región que abría la presidenta de Extremadura, juro que por un momento pensé que alguna medida importante, relacionada con Plasencia, anunciaría María Guardiola. ¡Falsa ilusión! Era el alcalde de Cáceres el que estaba allí por esa razón. Solo el hospital de Cáceres se lleva 220 millones de euros. Plasencia, Navalmoral y Coria, cero euros. 

Cuando la presidenta acabó su intervención con un “Extremadura está despertando”, salí de mi galbana somnolienta, preguntándome qué proyecto ilusionante había asomado en Extremadura en estos dos años de gobierno del PP para tan bello despertar. La bajada impositiva para rentas altas le ha quedado obscenamente clasista, el encuentro institucional con Isabel Ayuso es propio de un servilismo de territorio colonizado que da vergüenza ajena, el que tuvo con García Page era optar por una alianza tacticista con el enemigo de mi enemigo, la de legislar contra la memoria histórica muestra sus concesiones a una opción política anticonstitucional contra la concordia… 

Puede que esté muy orgullosa de haber encontrado la fórmula de una ley de pesca para luchar por el mundo rural. Todo ello cargado de una notable indigencia intelectual, maquillada de una notable capacidad de noquearnos con un infinito relato de medidas anodinas, que nunca pueden ser las líneas maestras de orientación de la política para una Extremadura con serios problemas de futuro.   

Cuando Guardiola salió al patio de la asamblea, allí estaba en primer lugar mi alcalde con la efusividad propia del que se ha hecho presente para mostrar su lealtad inequívoca. Fernando Pizarro escenificó con su presencia y con su abrazo que no va a molestar a la presidenta de Extremadura con ninguna petición para Plasencia. Antes, podía volcar todas las culpas sobre el gobierno socialista. Otra vez, no era el momento. Posiblemente su presencia tuviera que ver, pensando mal, con ser visualizado por María Guardiola, enviando como martillo pilón, el mensaje subliminal de que al igual que la energía, él solo se transforma. 

Andan las fechas de las elecciones autonómicas y generales poniendo nerviosos a unos y otros, y cada uno elige la forma y los contenidos para ponerse en valor, pero seguro que ni antes, ni durante su encuentro, salieron los grandes temas de Plasencia. Fernando Pizarro sabe que en una ciudad mortecina va de “sobrao” con sus planes de bacheo o el parking subterráneo prometido en el barrio de Miralvalle, que nunca hará. Marcar los ejes vitales para una recuperación estratégica de Plasencia como la Plataforma logística, la apuesta por Martín Palomino o la finalización de la autovía Ex-A1 es un deporte de riesgo para su futuro político. En política, los silencios se pagan y trata de no hacer ruido. 

El debate que debía orientar las políticas que abordasen los grandes retos de nuestra comunidad, mostró que el partido en el gobierno está en el seguidismo de la calle Génova y que valen noticias amarillas para desviar el foco de una necesidad vital para Extremadura como son las medidas estructurales que son las que esperábamos la ciudadanía extremeña. 

Han sido, finalmente, propuestas de resolución presentadas por los grupos minoritarios de la asamblea a propuesta de MSU y Manifiesto X Plasencia, las que salieron adelante; en algún caso a pesar del PP, que no tuvo complejo de votar en contra de reivindicaciones puntuales como la creación de un Consorcio Cultural para Plasencia que acoja el legado de Jiménez Carrero o el “Salón de Otoño”, a pesar de ser aprobada como moción en el Ayuntamiento de Plasencia. Se nota que el “Habla Extremadura” de la Sra. Guardiola tiene letra pequeña: “que yo no te escucho”.

Cabe esperar al menos que la Sra. Guardiola asuma su responsabilidad en la aprobación de todas ellas -Plataforma logística, Ruta de la Plata, Consorcio cultural, Autovía Ex-A1 y Martín Palomino- dando un tratamiento específico en los presupuestos de 2026. ¡Estaremos muy atentos!

El PSOE perdió una oportunidad para salirse de la linde políticamente correcta y reclamar, incluso apostar por la recuperación de la línea Plasencia-Salamanca en 2035, porque si hablamos de orientar políticas que frenen la despoblación y cambien el rumbo actual de Extremadura solo sirve coraje y apuestas valientes. "Maldita sea la exitosa dictadura del miedo que nos obliga a creer que la realidad es intocable" - Eduardo Galeano-

Lo demás es favorecer la desafección de la ciudadanía.