Han pasado cosas en la última semana para Extremadura. Cumbre hispano portuguesa en el Algarve; reunión de la Presidenta de Extremadura, María Guardiola que presenta 88 medidas para nuestra comunidad al Presidente de Gobierno de España, Pedro Sánchez, y que hoy por hoy solo las conocen los interlocutores.
Paralelamente, se han organizado actos propiciados por la sociedad civil como el encuentro de Beira Baixa-Norte de Extremadura para exigir la terminación de la autovía del Norte de Extremadura, y otro en Plasencia el pasado 19 de octubre a favor del Corredor del Oeste “Ruta de la Plata”. En medio de todo esto, el PSOE de Extremadura presenta una iniciativa en la asamblea a favor de un pacto por las infraestructuras en Extremadura, dejando en evidencia que algunos prefieren la confrontación a las soluciones.
Hoy, la Junta de Extremadura anuncia que deja en manos privadas los 17 kilómetros que quedan para terminar la EX-A1 por falta de financiación, dicen. Como laboratorio para nuevas obras en Extremadura. Dicen también que es un método utilizado en Comunidades como Madrid. Más que el denominado “método alemán” se le debería llamar, por conocido, “método Aguirre”; siempre paga el ciudadano dos veces.
En el caso extremeño todo apunta a que el peaje no lo pagaremos en directo, lo pagaremos doblemente, en diferido y dejando una deuda para los próximos gobiernos autónomos. La Presidenta Guardiola no puede bajar los impuestos a las rentas altas y al mismo tiempo justificar que no tiene financiación para obras públicas. Si no hay financiación, no baje el impuesto de patrimonio para 1284 contribuyentes y otros, que juntos, alcanzan los cuarenta millones de euros. Si no hay financiación, solicite crédito a los bancos; porque seguro que es lo que harán las constructoras para realizar esas obras y ello provocará un sobrecoste que ya sobrevuela en el anuncio de las licitaciones.
Un gobierno en mínimos debería consensuar cómo afrontar esta aventura con resultados conocidos y evaluables. No ha sido una ocurrencia; es el diseño neoliberal del Gobierno Ayuso en Extremadura que anuncia una fórmula que se abre a la posibilidad de creación de una universidad privada en un territorio donde ya tenemos problemas para cubrir las aulas de la Universidad Pública, aunque siempre se podrá, en un paso más, becar estudios en estas entidades, siguiendo la experiencia también en otras comunidades, además de seguir avanzando en los concierto y externalización de la enseñanza y la sanidad.
En cuestión de infraestructuras toca un acuerdo de región, una toma de decisiones compartidas porque no nos podemos permitir comulgar con rueda de molino, por más tiempo. Las 88 medidas de gobierno que ha entregado nuestra Presidenta a Pedro Sánchez, que nadie conoce, si no van compartidas por todo el arco parlamentario de la asamblea irán al cajón para dormitar. A Extremadura no le sobra el tiempo y debemos acordar una hoja de ruta consensuada porque de lo contrario nuestra fuerza como territorio seguirá siendo testimonial.
La debilidad política de Guardiola favorece concesiones a la estrategia de la confrontación, que le puede servir a Feijóo o a Pedro Sánchez, según el caso, pero no a Extremadura. Mucho más práctico es volvernos locos judicializando la política, torturar a la justicia con casos diseñados para conseguir una pena en el telediario contra cargos públicos molestos o a sus familiares, poner al servicio del partido vericuetos jurídicos para denunciar con noticias falsas, porque lo importante no es la sentencia final, lo importante es la criminalización del denunciado en un eterno viaje.