El empleo está tocado, pero no hundido. El empleo destruido hace 10 años en tres meses, ahora se ha caído en 15 días. El tsunami laboral ha desmadejado el mercado de trabajo, pero sería temerario detenerse ahora en las estadísticas porque solo es una fotografía puntual y su evolución depende de múltiples variables que percibo están contemplándose con medidas de contención.
Lo que toca es intentar anticipar los cambios estructurales del mercado que, ahora sí, serán inevitables. Diversificación, innovación, digitalización, calidad, valor añadido, investigación, valorización del trabajo... De otra forma, no nos estaremos preparando para la próxima pandemia o catástrofe. La escasa diversificación de nuestro modelo económico en España se ha llevado, en estos días, más de 500.000 empleos temporales. Será también momentos para repensar una nueva visión del empleo y de sus afectaciones por el cambio tecnológico. Un momento para la investigación e innovación, la relocalización industrial estratégica y diversificación del tejido productivo. Estamos avisados
Nadie debe quedarse atrás. El objetivo a corto plazo es asegurar la protección de las personas; las que estaban trabajando a través de los ERTEs o financiación de autónomos, las que se disponían a trabajar y las que están ya fuera del mercado de trabajo a través de prestaciones por desempleo o rentas mínimas de subsistencias. Las medidas aprobadas por el gobierno y las que vendrán, inciden en salvar a las personas para salvar luego la economía. Hemos aprendido de la historia y hay otra sensibilidad que apuesta por un modelo que no sea fallido.
Esta catástrofe, deseo, no tenga chivos expiatorios nacionales como hace una década con el caso de Grecia o con la estafa de la Banca en España. En esta, o nos salvamos todos o no se salva ni Dios. Alemania, Holanda ya no pueden buscar salidas individuales porque o se salvan con nosotros o son arrastrados. Europa tendrá que actuar, sí o sí. La transferencia de 100.000 millones por Europa anunciada, para prestaciones sociales, debe ser un primer paso, pero no debe ser el único. Las medidas deben ser en dirección contraria a las austericidas, auspiciadas en la crisis de 2009. Mantener un cierto nivel de consumo es esencial para mantener las infraestructuras económicas a salvo.
Está claro que nos esperan unos meses difíciles pero dado que el nivel de afectación es grave, la recuperación parece que no se dará en "V". Que la recuperación económica sea en "U" depende de la pronta resolución de la pandemia y de si la clase empresarial se pone las gafas de larga distancia, aunque aquí podemos ser más escépticos. 2021 puede ser un año fuerte de recuperación si se dan las bases de acolchonamiento para ello: financiación, liquidez y prestaciones.
No es la misma situación que en la crisis de la "subprime". Aquí, la salida no será por medidas austericidas y el "sálvese quién pueda". En esta ocasión será con endeudamiento, trasferencias de Europa y con una cierta activación del consumo gracias a Planes de Choque que el Gobierno, acertadamente, ha puesto en marcha.
Lo contrario sería el suicidio de Europa y la acelerada degradación de EEUU. Por cierto, a la "cuchi pandi" que no se la espere. No tiene medidas, ni capacidad, ni ganas. Ellos, solo tienen un relato de defensa de sus rancios privilegios. ¿Te acuerdas de aquella voz, de Andrea Fabra en el Parlamento, gritando: "que se jodan", refiriéndose a las personas en desempleo. El pueblo, como siempre, salva al pueblo, pero esta vez contamos con unos aliados en el Gobierno.
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