Para singularidad la de la ciudadanía extremeña y la de todo el oeste de España, sufriendo en 1984 una fractura social, económica y territorial con la supresión del tren Ruta de la Plata. Curiosamente, una línea que rompía la anormalidad radial ferroviaria, dando sentido a una España en red, conforme a la descentralización autonómica por la que hemos apostado. Eran tiempos de Olimpiadas, de arriesgar por el AVE e invertir en las cercanías en las grandes ciudades, olvidando el tren convencional, profundizando en una España asimétrica.
La finalización de la A-66 treinta años después, en el 2015, no es la solución definitiva para el Oeste desde la perspectiva del viajero, el transporte de mercancías o el medio ambiente. Los resultados demográficos, de empleo, de sostenibilidad de los servicios públicos de las comunidades autónomas implicadas son demoledores. Todo un modelo de desarrollo productivo que genera amplios desequilibrios territoriales, frente al que no parece haber voluntad política ni reformas estructurales que frenen una constante recesión demográfica y económica.
Desde Sevilla a Gijón más de 800 kilómetros y discurriendo de forma paralela, en un setenta y cinco por ciento de su trayecto, por la raya portuguesa. Una franja fronteriza donde ha primado el envejecimiento y la despoblación, fruto de aquellos recortes en infraestructuras y escasez en la inversión productiva.
La mayor parte de regiones fronterizas hispano-portuguesas no alcanzan la densidad de 35 habitantes por Km2, en el mejor de los casos, mientras que la densidad media en Portugal es de 112 h/km2 y 95 en el caso de España. El INE, en los próximos quince años, proyecta para Extremadura ser la segunda comunidad autónoma con mayor caída de población con una bajada del 3,4%, mientras que la subida global en España la sitúa en el 10,6%. ¿Hacemos algo?
Globálmente, las provincias españolas que acompañan a la A-66 han perdido un 30% de población desde los años cincuenta, al mismo tiempo que la población española ha crecido un 170%. Y es en la franja mediterránea donde se concentra un 40% de la población española con densidades que superan la media española, entre 101 y 720 habitantes por km2.
La España radial sigue engordando y la reticular puede seguir esperando. En los años ochenta y noventa, llegaron los Planes Directores de Infraestructuras que apostaban por la concentración y superposición de grandes inversiones ferroviarias en el corredor triangular Madrid-Barcelona-Valencia, recortando el eje norte-oeste, amplificando la parálisis del oeste español. Y en la actualidad Madrid como anomalía, es y cada vez más, un cuello de botella propicio para el colapso al intentar conectar inabarcables terminales ferroviarias con puertos marítimos, a través de autopistas ferroviarias, insistiendo en provocar interminables ampliaciones de estaciones, congestionando y sumando cargas que terminan favoreciendo una multiplicidad de incidencias diarias y el retraso de viajeros y mercancías, con el consiguiente coste. Pongamos un ejemplo; recientemente, la Gigifactoría de Navalmoral de la Mata a través de Ampere, empresa especializada en vehículos eléctricos del grupo Renault, podrá surtir de baterías de litio a todo el grupo; baterías que tendrán traslado a la industria automovilística de Valladolid a través de 449 kilómetros por Madrid. Si fuese una realidad la linea de la Ruta de la Plata, la distancia sería de 344 kilómetros. ¡Hagan cuentas, señores!
En este contexto objetivo, parece razonable dar solución a la acumulación de estrés ferroviario, con alternativas estratégicas como la línea de la Ruta de la Plata, en un momento donde se diseñan autopistas ferroviarias con una amplia dependencia sobre Madrid, que mejoraría la conexión con Europa, los puertos atlánticos y el norte de África, además de coser territorios del oeste e impulsar un ecosistema industrial sostenible que implementaría su cadena de valor.
En estos momentos donde se maltrata la palabra “igualdad” entre territorios, debemos reclamar un acuerdo de Estado, donde definitivamente se plantee qué hacer con el Oeste de España, o con la denominada España Vaciada. A esta tarea, debemos reclamar de nuestros políticos regionales que se pongan al frente de proyectos colectivos como la recuperación del Ruta de la Plata para saldar una deuda histórica. Una excelente forma de que se nos devuelva la solidaridad que territorios como Extremadura hemos asumido con creces, en lugar de tratar de convencernos de que dando mas prerrogativas a las comunidades ricas resolveremos los problemas de las empobrecidas.
No se trata solo de fijar la mal denominada “solidaridad interregional”, sino de potenciar infraestructuras necesarias que supongan palancas de futuro, que faciliten la conectividad, la descarbonización, el empleo, el anclaje poblacional en nuestra tierra y nuestra soberanía económica y social. Es una cuestión de modelo y hasta ahora las dinámicas han llevado a nuestro país a profundizar en un desequilibrio territorial, conduciendo al oeste español a una sangría permanente. Los representantes de las Comunidades del Oeste tienen la palabra.
El próximo 19 de octubre en Plasencia, en el “Encuentro por la Recuperación del tren Ruta de la Plata”, tenemos la oportunidad de alzar una vez más la voz.
l Miguel Coque. Manifiesto X Plasencia
l José María Alonso Rodríguez. Corredor Oeste Ruta de la Plata
l Juan Carlos López. Milana Bonita
l Francisco Martín. MSU-Norte de Extremadura
l Marcelo Muriel. Club Senior.
l José María Mazón. Movimiento Tren Ruta de la Plata.
l Solange Jarquín. Por un tren que vertebre el territorio y enfríe el planeta.
Lugar: Auditorio de Santa Ana de Plasencia
Día: 19 de octubre, sabado
Organiza: Manifiesto X Plasencia y Corredor Ruta de la Plata
Colabora: Cámara de Comercio de Cáceres
Enlace de inscripción: https://bit.ly/47iTGuA
o nombre y apellidos con tu correo en manifiestoxplasencia@gmail.com
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Acto de afirmación por el Tren Ruta de la Plata, como instrumento de vertebración de territorios y medio estratégico no solo para el oeste, sino para España y Europa.
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