La alcaldesa sangileña, Esther Sánchez, lamenta el anuncio de que la Unidad de Prevención de la Policía Nacional, tantas veces reclamada, se vaya a Cáceres, por “la indolencia del equipo de gobierno del Ayuntamiento de Plasencia, que no ha movido un dedo para solicitarla”.
Al alcalde, Fernando Pizarro, el anuncio del Ministro de Interior le ha pillado de “voluntario” en la India, con lo cercano que cae Madrid para solicitar, exigir, instar, reclamar y transformar lo próximo.
Cuando son los movimientos ciudadanos los que tienen que poner el dardo en la diana de demandas históricas para la sociedad es que parte de la clase política no atina con las pulsiones sociales que se manifiestan cada vez más evidentes. Y es que las efímeras luces de navidad no pueden esconder las múltiples sombras de las ausencias sostenidas de nuestros próceres. Con lo aledaño que queda Moraleja o Castelo Branco para reclamar la finalización de la Autovía Moraleja-Monfortinho, no siendo de su consideración hacer acto de presencia en ninguno de los eventos organizados por la sociedad civil del norte extremeño.
En los últimos meses se viene reclamando por entidades y organizaciones de Plasencia y el Norte de Extremadura, actuaciones sustantivas para su desarrollo. Cada vez es más acuciante resolver las demandas por las que venimos apostando, mientras los resultados de la gestión municipal del Sr. Alcalde es la incomparecencia.
El diálogo con la Diputación de Cáceres está bajo mínimos, con el gobierno central, inexistente, y con la Junta de Extremadura es de prudencia extrema porque no vaya a ser que le condenen, cuatro años más, a optar a otra mayoría en Plasencia.
Tras el inicio del gobierno de la Sra. Guardiola, el consejero de economía de la Junta de Extremadura, Guillermo Santa María, se comprometió en Plasencia a desarrollar el suelo industrial de la ciudad, a la vez que el alcalde anunciaba que dispondríamos de 20 hectáreas en el 2024. Al cierre de este artículo, un servidor se dispone a ver la película: “El Hombre que nunca estuvo allí”. ¿Alguna gestión realizada con Avante para posibilitar el espacio que debe ser una plataforma logística intermodal, en un futuro? Algo parecido al espacio del que disponen Badajoz, Mérida, Navalmoral o Cáceres.
Se desestima por el Ministerio de Turismo la subvención para la restauración de paños de la muralla; devolución de subvenciones en infraestructuras como la residencia de mayores; parques infantiles para el derribo; las escaleras mecánicas en su laberinto; conflicto vecinal de San Miguel sin resolver; una mano de pintura en los aparcamientos rotatorios; el robo de la corona de la catedral del que nunca se supo; el Alvia que no entra en Plasencia o los viajeros sin billetes; la estación de autobuses sin reformas; pintores de la tierra sin museo, consorcios culturales o turístico sin futuro...
Las “luces” de los 43000 habitantes empadronados, según Fernando Pizarro, son esas ilusiones piadosas a la búsqueda de una justificación ante la galería que puede insuflar la idea de recuperación de la ciudad, si no fuese porque el Instituto Nacional de Estadística le devolverá a la realidad el uno de enero del próximo año. La bajada del paro a dígitos previos a la crisis sería una buena noticia si no fuese porque en Plasencia desde 2011 al 2024 ha desaparecido una población activa en la ciudad, de dos mil trabajadores-as.
Cuantas más luces alumbran la plaza de Plasencia, más son las sombras que se multiplican por la ciudad.
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